jueves, 28 de mayo de 2015

VIAJE A SUDAMERICA - BUENOS AIRES Y MONTEVIDEO





De vuelta a Buenos Aires

Una vez llegué y me instalé me fui a tomar algo y allí la sensación de haber vuelto a la civilización me sorprendió y me reconforto del cansancio que llevo encima.
Sentado en una terraza, con un café que es café y contemplando el ir y venir de los bonaerenses por la calle me volví a sentir un ciudadano de la parte occidental del mundo. Todo volvía a estar organizado, la gente iba a sus cosas más o menos rápida y sobre todo ya las aceras no eran ese inmenso mercado con los vendedores permanentemente sentados esperando que alguien pase y les compre lo que venden.
Además el tráfico, aunque denso, ya se rige por normas y no es la lucha de el que más valor tiene pasa y el otro espera, ni ese sonar continuo del claxon como medida de coacción y fuerza.
El resto de los días los he dedicado a pasear por Buenos Aires sin ningún afán de descubrir nada, a un ritmo muy tranquilo y con poco esfuerzo.
He hecho un recorrido nostálgico de mi visita anterior yendo a los mercadillos de Recoleta y S. Telmo pero con el ánimo de los bonaerenses de ver que hay pero sin el afán de la primera vez. Por cierto que es una delicia pasear por pasear, sin esa urgencia del turista de andar reconociendo lugares y siempre apresurado por lo que hay que ver.
Como lujo fue el ir a ver a Les Luthiers y comprobar que no han perdido un ápice de su humor corrosivo y además en su lugar de origen.

Por lo demás el deseo casi obsesivo de estar ya en casa, que dificulta el afán de indagación de cosas nuevas ha sido la tónica general de estos últimos días, tanto en Buenos Aires como en Montevideo.








jueves, 7 de mayo de 2015

VIAJE A SUDAMERICA - LA PAZ


La Paz

La llegada a La Paz fue una cosa espectacular e inimaginable para mí pues vienes por una llanura inmensa y atravesando una ya ciudad completamente caótica de tráfico y gente y, cuando piensas que vas a llegar, aparece una gran olla y comienzas a bajar y a ver laderas repletas de casas. Te das cuenta que lo que pensabas no es la realidad y que La Paz ocupa el fondo de esa olla, sin ninguna llanura y superpoblada.
Efectivamente llegas y ves que esta encajonada entre dos cerros que, arriba si tienen llanuras.
Lo primero que te llama la atención es que parece un mercadillo ambulante donde las aceras están abarrotadas de puestos con toda clase de cosas con los/las vendedoras se pasan el tiempo esperando que alguien les compre algún producto de los que venden.
El hostal en el que me alojo esta en medio de ese batiburrillo de calles donde casi no puedes andar.
El día siguiente, 1º de mayo, asistí a la manifestación de los trabajadores que me impresionó tanto por el número como por el perfecto desfile de los mismos, digo desfile porque eso era, organizados por gremios y casi por empresas desfilaban marcialmente gritando consignas revolucionarias, perfectamente organizados con las banderas de los 1001 sindicatos y en grupos.  La manifestación fue numerosa y en la Plaza de S. Francisco, donde yo estaba, hubo un momento donde se encontraron la cabeza y la cola.
Es curioso que frente a la mayoría vestidos a la europea también iban mujeres mayores y menos mayores con la vestimenta típica, con el único cambio de pañuelos de fiesta en vez del “aguayo” típico.
Al otro día, después de gestionar mi viaje a Calamarca pues no hay excursiones allí, me he ido a hacer una ruta por diversos museos. Estos aparte de ser caros son poco interesantes desde el punto de vista cultural pues aunque tienen cosas interesantes no dejan de complementar otros ya vistos en el norte de Chile y Arequipa y además la información que ofrecen es muy escasa. Sin embargo dos me han sorprendido y encantado. En uno de ellos tienen una colección de instrumentos musicales impresionante, parten de instrumentos antiquísimos y llegan a los modernos de los que se tocan o han tocado en Bolivia además de otra colección importante de otros instrumentos de todo el mundo.
En una de las salas hay toda una serie de ellos con rarezas e innovaciones de los músicos de Bolivia que me resulto, lego en música como soy, divertida.
El otro es de costumbres populares y me impresiono la colección de máscaras de distintos bailes y rituales que poseen en Bolivia. La verdad es que son de una belleza y de un colorido espectacular, para hacer un curso de etnografía. Además de las máscaras es interesante el tema de los tejidos, tanto de las distintas técnicas como de la complejidad de la decoración de estos. Interesantísimo también una sala dedicada a los distintos tocados por zonas geográficas y a través de la historia desde los encontrados en la cultura Tihuanaco hasta hoy día.
Con respecto a lo demás echo en falta la plasticidad y facilidad para hacer fotos que aquí no existe ya que sus calles son estrechas, llenas de gente y puestos de venta y sin espacio físico ni tranquilidad posible para hacer algo con alguna dosis de plasticidad aunque la verdad es que tiene edificios muy bellos. Curiosamente en las casas de finales del XIX y principios del XX noto una influencia del arco de herradura y de ese aspecto morisco que no hay en otras ciudades que yo he visitado.
El tercer día de mi estancia en La Paz fue una excursión a las ruinas de Tiahuanaco que fue la capital de una cultura pre-inca que llego a dominar o a tener contactos e influencias en toda Bolivia, Sur de Perú y Norte de Chile, formando un vasto imperio donde intercambiaron no solo productos de la costa al altiplano o viceversa sino que introdujeron en los distintos pueblos de la zona de influencia objetos, costumbres y técnicas novedosas.
El área arqueológica es impresionante por el tamaño y la majestuosidad de los restos. Calcula el guía que en la ciudad vivían unas 20.000 personas y en los alrededores unas 100.000.
Aparte de la ciudad, todavía siguen escavando, hay dos museos, uno de grandes figuras representando a las distintas clases sociales, así como piedras de la ciudad labradas con diferentes símbolos y otro con cerámicas, metales, etc.
A mi modo de ver, ya lo comentaba de los museos de la ciudad, están a falta de información más allá de la época a la que pertenecen o quien los encontró o que significan los dibujos labrados. Cosas que conforman la cultura tiahunaco como la forma de vida, los ritos, en fin, una explicación un poco más profunda de cómo era la vida en esos casi 3.000 años de cultura que desarrollaron.
Además una explicación de porqué desaparecieron disgregándose en una especie de reinos de Taifas antes de la llegada de los incas.
El cuarto día decidí ir por mi cuenta a Calamarca a ver la colección de pintura que hay en su iglesia, fundamentalmente por la colección de Arcángeles Arcabuceros que hay.
En el autobús compartí asiento con un señor que me explico un poco sobre las características del país y sobre todo me hizo comprender y me corroboró algunas de las claves que yo intuía sobre la vida de Bolivia. Además me dio información sobre los diferentes sitios y regiones y sobre el contencioso entre el este y el oeste.
En Calamarca el autobús me dejó en la carretera, así que subí hasta la iglesia y trate de buscar al sacerdote para ver la iglesia. Como no estaba alguien avisó a la lugareña encargada que vino y me abrió la puerta y poco más.
Esperó hasta que yo lo ví con todo el detenimiento, me dejo hacer una foto y cuando me salí cerró y desapareció.
La iglesia es espectacular, tiene un retablo barroco impresionante, con un frontal de plata repujada como pocos que yo haya visto y  sobre todo, una colección de pintura de la escuela  de Cuzco que, aparte los Arcángeles Arcabuceros, es merecedora de una visita.
Lástima como en casi todos los sitios que no dejen hacer fotos. No sé qué manía tienen con el tema. Con las mismas como no había en el pueblo ni un bar y es pequeñito me volví a la carretera a esperar un bus. Después de estar un buen rato allí siendo el centro de atención de los lugareños y ante el hecho de que los buses grandes no me paraban me subí a uno de esos que transportan a la gente boliviana, un Chevrolet años 50, donde me vine a La Paz. Dentro era una amalgama de gente que ofrecía a la vista un panorama muy interesante. Había desde jóvenes wasapeando constantemente hasta abuelitas con sombrero, trenzas y los inevitables “aguayos” que parecían salidas de un libro de antropología.
Todo mezclado con infinidad de olores, no todos agradables. Eso sí, durante el trayecto muy pocos hablaban, parecía que cada uno tenía sus propios pensamientos y no se debía interrumpir.
Cuando llegamos a El Alto nos quedamos una abuelita y yo para bajar a La Paz. En vez de bajar por la autopista el chofer comenzó a bajar en zigzag por unas callejuelas que eran para verlas, casi en vertical en medio del intensísimo tráfico, los peatones cruzando por cualquier lado, etc., en fin que me dejo como a un kilómetro del hostal y desde allí continúe andando en medio de una especie de mercadillo que son las calles de esa zona de La Paz en las que hay tiendas y puestos de las cosas más peregrinas que uno se pueda imaginar.
Luego a la tarde poco más que darme un paseo y bajar a la Plaza S. Francisco a ver el ir y venir de la gente. Siempre hay algo que te sorprende en la plaza.
El quinto día, salí de nuevo con el objetivo de ver la parte de la ciudad que congrega la zona comercial, sacar dinero y ver el Museo Arqueológico. Nada más salir, al cruzar un semáforo, oigo y veo que me hacen señas y era el señor del autobús de Calamarca que me reconoció y, bueno, nos pusimos a charlar en una esquinita al sol como dos viejos conocidos, el ampliándome la visión que el día anterior me había dado y yo dándole mi visión de viajero, raro viajero según él, que le gusta mirar y sobre todo sacar conclusiones de la vida de la gente, no solamente pasar, hacer la foto y ya conozco otro lugar. Al final después de cerca de una hora de charla cada cual seguimos nuestra ruta.
Yo, como en esa parte hay café me senté a tomar uno y a escribir un poco de este diario y cuando todavía no me lo había acabado apareció por el paseo una enorme manifestación de estudiantes, que resultó que era grandísima, así que salí a enterarme y le pregunté a un muchacho que me contó que eran universitarios que tenían problemas con la Universidad.
Viendo el tipo de gente de la manifestación cualquier europeo hubiese dicho, como yo, que eran estudiantes de Secundaria. Y es verdad una cosa que ya había observado y comentado con alguien, esta gente del altiplano pasan de, en apariencia, la adolescencia o primera juventud directamente a la vejez.
No ves por la calle esas mujeres de edad media indefinida o ves muy pocas. No sé si será porque la forma de vestir las hace parecer mucho más mayores o qué puede ser. El muchacho de esta mañana me decía que era cosa del clima del altiplano.

Después me di un paseo y fui al museo pero parte de la colección estaba en remodelación. En este sí que había bastante información sobre las diferentes culturas de Bolivia que, al contrario de lo que nosotros pensamos, es bastante diversa en las diferentes zonas con muy diferentes desarrollos sociales en la época de la Conquista.









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