Al
fin tomándole el ritmo a Lima.
Poco
a poco y a base de frustraciones (entrecomilladas), voy cogiéndole
el gusto a la ciudad.
Ayer,
tonto de mí, decidí ir a ver museos, olvidándome que los lunes
cierran en todo el mundo mundial. Así que después de darme una
caminata bastante grande, finalmente para quitarme las penas cogí el
terrible Metropolitano, que no es tan terrible, bien es verdad que va
lleno, y me planté en la otra punta de Lima, en Barranco.
La
verdad es que fue como cambiar de mundo, todo es más tranquilo y
bucólico con muchísimo guiri paseando en bici, con patinetes, etc.
cosa inimaginable con el tráfico en el centro de Lima.
A
posteriori me han explicado que allí, en Barranco, es donde se
habían establecido los descendientes de europeos que vinieron a Lima
y que en su origen tenían ranchitos y hoy día es un recinto de la
vida bohemia, artistas, artesanos, modistos, etc. Que hacen de su
vida un remanso contra el estrés de la vida en la ciudad, además
esta en la costa y tiene playa.
Ya
de vuelta a mi zona de confort limeña, el Congreso popular de la
Plaza San Martin, relajo y sondeo por los distintos mítines que hay
todos los atardeceres y a descansar.
Hoy
amaneció y después de solucionar logística y aprender que los
cajeros además de darte topes de 400 soles, también te dan 300
dólares, que es mucho mas dinero, recibí la visita de parte de mi
familia peruana y estuvimos un buen rato charlando de Perú, de su
familia santanderina, etc.
Cuando
se fueron comencé mi mañana museística al fin y he estado en ello
hasta que me he puesto a escribir esto.
Los
museos que he visto, además de reafirmarme en lo poco que conocemos
de las culturas del país, no solo de las históricas, también de
las actuales pues hay una enormidad de variables difíciles de
imaginar.
En
ese recorrido museístico me ha sorprendido uno, Museo de Minerales
Andrés del Castillo, que tiene una colección de minerales
impresionante, además de cerámicas precolombinas muy bien
clasificadas. Bastante extensa para ser particular.
El
Museo Nacional de la Cultura Peruana además de estar en un edificio
horroroso es curioso pues el tema de los artesanos entronca con las
piezas arqueológicas en algunos casos casi sin transición. Me
tienen fascinado los trípticos esos de historias que hacen en
Ayacucho, los retablos ayacuchanos, que tratan de todos los temas
posibles divinos o humanos y que van desde el tamaño de una caja de
tabaco a algunos de muchísimo mayor tamaño,
Finalmente
en el MALI he visto al fin uno de los Arcángeles Arcabuceros
original, aparte de otras muchas cosas, con lo cual ha cuajado un día
casi perfecto.
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