Primeros
contactos con Lima
Después
de un viaje cansadísimo y largo al fin aterrizamos en Lima.
Tras
recoger el equipaje y conseguir un taxi nos metimos en la locura del
trafico desde el aeropuerto al centro. Al hotel em el que me iba a
hospedar.
El
trayecto fue largo y para mi casi de infarto pues cada uno va como
quiere sin respetar apenas nada de lo que tiene que hacer y con un
sonido incesante de “cláxones” y gente cambiándose de carril o
apurando al máximo para meterse.
Finalmente,
con el corazón encogido me dejo en la puerta del hotel.
El
hotel Belén está en la Plaza de San Martin, en el centro de Lima. A
partir de ahí empieza lo que se puede considerar la Lima histórica.
La
plaza, como casi todas las de Sudamérica es un hervidero de gente
haciendo las más diversas actividades, pasean, se tumban en el
césped, escuchan diferentes oradores, ligan, etc. A diversas horas
hay distintas percepciones.
La
ciudad en sí, al menos esta parte es muy turística y muy donde los
limeños vienen de visita y a comprar.
Justo
al lado del hotel hay una peatonal Jirón de la Unión toda llena de
tiendas y bares, donde prácticamente a ninguna hora está vacía.
El
centro histórico de Lima es un conglomerado de calles con muchísimos
edificios coloniales, algunos magníficamente conservados y otros no
tanto. Resulta muy curioso la cantidad extraordinaria de corredores
de madera (muchísima caoba) que ocupan toda la fachada de los mismos
a manera de corredor techado.
Otra
cosa es la proliferación de iglesias de distintos estilos y épocas.
Son monumentales y dan, de alguna manera, una idea de la religiosidad
de la gente.
Supongo
que al ser fin de semana la situación con el resto de los días será
distinta pues estos hay mucho paseante, familias, pandillas, etc. Que
durante la semana no saldrá o estará trabajando, pero hay otra cosa
que me ha llamado mucho la atención y es la cantidad de vendedores
ambulantes de nada en concreto (bolsitas de palomitas, folletos
turísticos, etc.) y la cantidad de gente mas o menos pobre que
deambula pidiéndote un “sol”.
Otra
cosa impresionante para mi es la cantidad de gente uniformada que
hay, prácticamente son omnipresentes, es difícil dar un paseo y
dejar de ver uno o varios.
En
mi recorrido por la ciudad me ha sorprendido en este fin de semana
los grupos numerosos de campesinos y gente rural que se manifiestan
con cosas de su región, ayer gente de la zona minera, hoy del
carnaval de Ayacucho haciendo pasacalles por la ciudad con sus
vestimentas típicas y sus cantos y bailes.
En
fin, estos dos días me han servido de toma de contacto con el
entorno y de ahí pasare a una exploración del resto de la ciudad
que debe tener poco en común con lo visto hasta ahora.
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