sábado, 25 de mayo de 2019

CHACHAPOYAS


Tres días en Chachapoyas
Abandoné Chiclayo con una cierta alegría de alejarme del bullicio de la ciudad.
Después de una noche de viaje en autobús aterrice a las 6 de la mañana en Chachapoyas sin una imagen clara de que es lo que podía pasar. Tras algunas gestiones, por fin me instalé en plena Plaza de Armas, en un hotel situado en una casona colonial, con un patio precioso y añejo, casi como un nuevo conquistador. Pero al poco me recogieron para hacer mi primera excursión, ir a una cueva con estalactitas y estalagmitas y restos de pinturas rupestres y a ver los sarcófagos de Karajia.
Así que me monté en el minibús y comencé mi periplo de valles y cimas, por carreteras (bueno casi) sin asfaltar, dando saltos continuamente y agarrado al asiento para no caerme en las curvas. De camino a la cueva de Quiocta paramos en el restaurante donde íbamos a comer y nos proveyeron de botas de agua pues el suelo de la cueva tiene fango.
Yo ya empecé a mosquearme y cuando llegamos allí y me explicó la guía que solo eran formaciones geológicas lo que había, directamente me negué a ir más allá y me salí tan contento a admirar el paisaje mientras mis compañeros se llenaban de barro. Después de comer por fin nos llevaron a la atracción, los sarcófagos de Karajìa.
Estos están situados en un acantilado rocoso que servia de cementerio a las élites de la cultura Chachapoyas.
Esto, después de bajar en línea recta como un Km. Por una pendiente notable o mas que notable. Bajar, bajamos bien, pero al subir, yo, calculando mis fuerzas, contraté un caballo y me hice subir como un autentico señor feudal, con el dueño del caballo tirando del ronzal y no sin cierta vergüenza por mi parte, bueno, pero era eso o prolongar la subida “sine die” pues no estaba claro que llegara arriba.
Por fin regresamos. Cena, cama y a la mañana siguiente otra vez al tajo. Esta vez el objetivo eran las ruinas de Kuelap que están consideradas de importancia similar al Machu Pichu, aunque de la cultura Chachapoyas.
Otra vez la misma historia, un funicular que te deja en la cima donde están las ruinas no funcionaba y la alternativa es subir como quinientos metros con doscientos aproximadamente de desnivel.
Tras el consabido traqueteo del micro llegamos y esta vez hice el esfuerzo de subir.
La verdad es que el guía era muy amable y había dos parejas de abuelos en peores condiciones que yo, lo cual facilitó el ritmo de la expedición.
Las ruinas son espectaculares no solamente por la conservación sino por el enclave.
Uno piensa que razones tendrían para situar una ciudad de entre 5 y 10 mil habitantes, con unas murallas de más de 20 metros de altura en lo alto de semejante cerro y se hace cruces.
Desde lo alto el panorama es esplendoroso, pero se nota que ellos, las clases dirigentes que allí vivían, no se tenían que preocupar de llevar la comida ni lo demás, que solo se dedicaban a sus ritos y estudios.
En este tipo de tours sigo necesitando mas tiempo para verlo pues los recorridos son muy rápidos y apenas tienes tiempo de reflexionar sobre lo que ves.
A medio camino entre las ruinas y el microbús comimos en una especie de restaurante de unos lugareños y con las mismas volvimos al traqueteo de la vuelta que para completar el día nos sorprendió con un tormentòn y un fabuloso arco iris andino.
Hoy me he dedicado a descansar y sobre todo a hacer fotos de Chachapoyas que tiene un centro colonial muy bien conservado, sin grandes edificios, pero conserva la forma que debió de tener en la época colonial y sobre todo exteriormente está muy bien conservado.
Además, creo que de lo que yo he visitado es la única ciudad sin mototaxis y con poquísima circulación y gente en las calles.
Así pues, disfrutando de esta tranquilidad por fin he podido ponerme un poco al día con mi blog.
De las sensaciones que me han producido la gente, tanto los habitantes de la zona como los turistas que me encuentro, seria un tema muy largo de contar, pero en esencia cambia el concepto, son gente mas tranquila que la costa, sus ritmos de vida son mucho mas lentos y, por ejemplo, no es raro que las personas te den los buenos días al cruzarse contigo por la calle o sentados en un banco de la Plaza de Armas. Parece que no están inmersos en la vorágine del mundo moderno, como si vivieran en una especie de ciudad fuera del mundo actual.




























sábado, 18 de mayo de 2019

EN CHICLAYO


Entre Mochicas y Lambayeques
La salida de Trujillo después de una inyección en vena de las culturas Moche y Chimú ha venido a completarse con la llegada a Chiclayo y Lambayeque y las visitas a los diversos museos y huacas, entre ellas la Huaca Rajada donde descubrieron las tumbas de los señores de Sipán.
Aquí se entremezcla con restos de la cultura Lambayeque que es posterior.
Los museos son impresionantes por la cantidad de joyas, mascaras, cerámicas, etc. expuestas, así como a través de las iconografías de los restos, del desarrollo de sus costumbres, ritos, etc. ya que muchos de los objetos reproducidos en esos dibujos se han encontrado en las excavaciones y se encuentran en los museos.
Una cosa digna de destacar es que en las excavaciones, así como se han encontrado una cantidad inimaginable de objetos, no hay como en Trujillo edificios al descubierto pues los cerros de arena que los sepultan están muy deteriorados por el fenómeno del Niño y los interiores muy dañados lo que hace que los dejen protegidos por esa arena y saquen los restos y ajuares allí enterrados.
De todas formas, vistas las dos fases, edificios en Trujillo y ajuares en Chiclayo uno se da cuenta de la grandiosidad de la cultura moche y de cómo debió de transcurrir su vida, al menos la de las castas dirigentes, y la grandiosidad de sus ritos y ceremonias.
En otro orden de cosas Chiclayo es una ciudad absolutamente caótica. Caótica en todos los sentidos: tráfico, gente, calles, etc.
Esta absolutamente colapsada en todos los aspectos y además es fea a rabiar. Según me han dicho no tuvo pasado colonial y empezó a desarrollarse en la época republicana, así que no hay edificios históricos más allá de los de 1900. Pasò de tener poca importancia a tener casi un millón de habitantes en la actualidad.
En los alrededores se ha destruido el bosque autóctono y se ha sustituido por inmensos arrozales, caña de azúcar y multitud de ingenios y fábricas de transformación de arroz, así que no es difícil tropezarte por esas carreteras con enormes camiones cargados de caña de azúcar o sacos con arroz.
Volviendo a Chiclayo y paseando por sus calles, uno no gana para sobresaltos, cuando no son los coches o las motos son los mismos peatones los que te atropellan. Por dar miedo, da miedo hasta ponerte a hacer fotos, no vaya a ser que alguien se moleste y te monte una pirula.
Hoy estaba haciendo una foto a un hospital y el guarda me ha hecho ir a pedir permiso a una oficina pues no se pueden al parecer hacer sin permiso.
Otra de las cosas curiosas es la poca capacidad y/o experiencia en la organización de los tours turísticos. En toda mi experiencia viajera jamás me habían metido en uno que no fuera el mío, hasta el otro día. Quizá es que fui a dar con la agencia más nefasta, pero me pasó. Menos mal que era otro que tenía programado y no pasó nada.
Así que aquí estoy, en Chiclayo, soportando, quizá es muy fuerte decirlo, el alboroto callejero de ruido, gente tráfico y otros.
De todas maneras, tampoco es para tanto si tenemos en cuenta que no tengo cosas importantes que hacer ni prisas.















lunes, 13 de mayo de 2019

TRUJILLO, LUZ Y COLOR


Trujillo
Dicen que es la segunda ciudad del país después de Lima.
Lo que mas te llama la atención cuando llegas y miras un plano es que la ciudad colonial forma una especie de ovalo cuyo centro es la Plaza de Armas y que todo lo demás fuera de ese ovalo es una parte que no es recomendable transitar. Dentro de lo que es la ciudad colonial hay una enormidad de casonas con diferentes grados de conservación, pero de un impacto visual notable.
Como corresponde a un sitio tropical y costero (no exactamente litoral) predominan los colores vivos y con contrastes entre los edificios, (azules, rojos, granates, amarillos) que da una sensación de alegría y bienestar que no hay en la sierra.
Otra cosa que añadir a los edificios es una colección insuperable de rejas de forja que embellecen, si cabe más las fachadas.
Por otra parte, en mi caso, influye también el tipo de gente que te rodea, parece que hemos dejado atrás a las imperturbables gentes de la Cordillera con su vida comunitaria, casi tribal, y sus vestimentas y sombreros y nos hemos reintegrado a la gente de apariencia normal.
Aquí los rasgos andinos se dulcifican y adquieren una belleza muy particular.
También se puede notar, y mucho la enorme cantidad de venezolanos que se han asentado aquí y que andan desesperados pidiendo por las calles, algunas veces muy insistentemente, como si fuera tu deber ayudarlos.
Fuera del ovalo es como un inmenso mercadillo constantemente vigilado por la policía (a gran escala) y donde se ve bastante la tensión latente en la calle, saturada de gente con miles de puestecitos en las aceras con diferentes productos de casi todo lo imaginable.
Me ha llamado la atención sobremanera la industria del calzado, mercadillos completos exclusivamente de calzado.
Debe ser una industria muy pujante en la zona porque el numero de tiendas es grandísimo.
Por lo demás la ciudad es tranquila y durante la tarde, noche se ven varios grupos de músicos callejeros que alegran los paseos y los cafés.
Otra cosa son los restos arqueológicos de los alrededores de los cuales hablare en las siguientes crónicas.














domingo, 12 de mayo de 2019

RESTOS ARQUEOLOGICOS CERCANOS A TRUJILLO


Restos arqueológicos de las culturas Chimù y Moche
La cultura Chimù
La Cultura Chimú fue, netamente, una cultura  de la Costa Norte.
Se desarrolló en el mismo territorio donde siglos antes existió la cultura Moche. Su núcleo se encontraba  en la ciudadela de Chanchán en el departamento de La Libertad, próxima a la actual ciudad de Trujillo, y a 550 km al Norte de Lima, y se expandió por un vasto territorio, llegando por el norte hasta Tumbes y por el Sur hasta el valle de Huarmey. Por el este, sus límites fueron definidos por la cordillera montañosa, ya que la cultura no logró imponerse en la Sierra.
Chanchán, capital de Reino de Chimú, fue residencia de grandes señores, descendientes del mítico Taykanamo, ciudad en donde se centralizaron y redistribuyeron los frutos de la tierra y los objetos manufacturados.
Ciudadela de Chan Chan 
Este centro urbano prehispánico representa la mas grande ciudad de barro de América prehispánica. Fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Chan Chan habria sido la capital del reino Chimu, abarcando originalmente mas de 20 km2 desde las proximidades del puerto de Huanchaco hasta el Cerro Campana. Los arqueólogos estiman que albergo a mas de 100 mil personas. En su estructura se distinguen plazas, viviendas, depósitos, talleres, calles, murallas y templos piramidales. Sus enormes muros están profusamente decorados con relieves de figuras geométricas, estilizaciones zoomorfas y seres mitológicos. El recorrido por el sitio arqueológico se complementa con la visita al Museo de Sitio. 


Huaca El Dragon o Arco Iris 
Esta piramide de adobe es especialmente importante porque su construcción había sido realizada al inicio de la cultura Chimu y al final de la cultura Tiahuanaco-Wari entre los siglos X-XI d.C. Se calcula que su antigüedad es de 1 100 años. La edificación tiene una base de forma cuadrangular y paredes decoradas por altos relieves con representaciones zoomorfas y antropomorfas. El nombre de Dragón se debe a una de estas figuras, un ser bicèfalo con incontables patas, similar a un dragón. Los investigadores consideran que una de las funciones de este lugar fue ceremonial y estaria vinculado a rituales en honor del arco iris y otros fenómenos naturales relacionados con la fertilidad.
Huaca La Esmeralda 
Este sitio arqueológico esta asociado a la cultura Chimu y fue construido vinculado a Chan Chan. La edificación tiene base rectangular (65 metros de largo y 41 metros de ancho) y dos plataformas con rampas centrales. Las paredes de adobe están decoradas con altorrelieves con motivos zoomorfos y geométricos.
Balneario de Huanchaco
Según la leyenda, 800 años atrás desembarco en Huanchaco el principe Tacaynamo con su séquito fundando la primera dinastía Chimu. En sus aguas aun navegan "caballitos de totora", balsas tradicionales utilizadas por los pescadores de la costa norte peruana desde la época precolombina. Es una de las playas preferidas en la costa del Perú por los amantes de la tabla hawaiana.


Cultura MOCHE o Cultura MOCHICA (200 a.C. - 700 d.C.)


Es la cultura más conocida y admirada del Perú. La más representativa de Antiguo Perú desde el punto de vista de su expresión artística.
La cultura Moche (o Mochica) se desarrolló en la larga y angosta franja desértica de la Costa Norte del Peru centro cultural fue el territorio comprendido entre valle Moche, valle de Chicama y valle de Virú. Desde allí se expandió cubriendo desértica franja costera entre el valle de Piura -como límite Norte- y el valle de Nepeña -como límite Sur-.
Ocuparon los valles de Piura, la Leche, Lambayeque, Zaña, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña.ú .
Su centro cultural fue el territorio comprendido entre valle Moche, valle de Chicama y valle de Virú. Desde allí se expandió cubriendo desértica franja costera entre el valle de Piura -como límite Norte- y el valle de Nepeña -como límite Sur-.
Ocuparon los valles de Piura, la Leche, Lambayeque, Zaña, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña.
ORIGEN
Históricamente fue conocida como Protochimú o Chimú Temprano, pero recibió el nombre de cultura Moche tras los descubrimientos en el valle de Moche. También se la denomina cultura Mochica en razón del nombre de la lengua, el muchik,  que hablaban sus pobladores..
Los elementos de las culturas Cupisnique (“Chavín Costeño”), SalinarVicús y Virú se fundieron para formar la gran cultura Moche en sus primeras epocas. Luego de este largo proceso, apareció como una síntesis regional autónoma, con mayores aportes tecnológicos e ideológicos que cualquier otra cultura norcosteña y andina.
Complejo Arqueologico El Brujo 
Esta conformado por tres edificaciones que son: Huaca Prieta, Huaca Cao y Huaca Cortada. Los investigadores han hallado indicios de ocupación desde el periodo preceramico (5 000 años de antigüedad). Destaca una gran pirámide (muro de sacrificio) de adobe de 30 metros de altura en cuyas paredes los mochicas plasmaron una riquisima iconografia. La imagen mas conocida es el "Degollador de Cabezas", uno de los frisos policromados mas importantes. La figura del degollador se repite en las escenas rituales representadas en la cerámica. 


Huaca del Sol y Huaca de la Luna
La Huaca del Sol funciono como el centro político - administrativo y la Huaca de la Luna, como centro ceremonial. Entre ambas, se ubica la Zona Urbana compuesta por viviendas, grandes avenidas, callejones, corredores y plazas.
Estos componentes que confirman la alta organización política, religiosa, económica y social de los Moches.
La Huaca de la Luna esta compuesta por templos superpuestos de acuerdo a distintas etapas del poderío mochica. En algunas paredes se pueden observar hermosos murales policromos cuyas figuras claramente definidas representan al dios Ai-apaec. En el templo, los arqueólogos han descubierto una tumba con mas de 40 guerreros sacrificados. La visita turística comprende por el momento la Huaca de la Luna.

Enlaces a álbumes fotográficos:

CHAN CHAN                                             EL BRUJO                            HUACA DE LA LUNA

miércoles, 8 de mayo de 2019

HUARAZ


Ancash tierra de nevados
Después de muchos días sin escribir nada retomo mi narración en la tranquilidad de Trujillo.
Mi estancia en Huaraz ha sido una profunda contradicción. Por una parte, volver a la cordillera, que supone volver a las subidas y bajadas casi infinitas pues los valles son muy estrechos y apenas tienen mas visibilidad que unas empinadas pendientes casi infinitas en la altura y por otra descubrir el centro de los Andes peruanos una inmensa mirada a los innumerables glaciares que coronan las cimas de la cordillera como espectáculo para los andarines y escaladores conquistadores de récords, es casi una orgía. Pueden ir a donde quieran y siempre les supondrá un desafío, con riesgo o no depende de su osadía.
Para el resto de los mortales se queda en el espectáculo visual al paso del microbús que los lleve a destinos más concretos.
En mi recorrido, y como me gustan mas las piedras que dudar, me he limitado a visitar Chavín de Huantar, un templo de aproximadamente 2000 o 3000 años antes que los incas donde los sacerdotes ejercían y dominaban toda una serie de recursos para el dominio del agua y sobre todo de la luz y del sonido.
El templo, pese a lo poco que se puede apreciar, impresiona. Las explicaciones que te dan los guías se ciñen a un conglomerado de datos y nombres con añadidos de la cosmogonía andina y de las representaciones de los relieves y objetos allí encontrados muy difíciles de retener.
Esta cultura chavín es la primera que se puede considerar tal, a la espera de los estudios en Caral todavía en fase incipiente. Se sabe que tenían contactos con el norte de Ecuador por las caracolas encontradas en las excavaciones y dominaban perfectamente el arte de la piedra.
Aparte de la zona arqueológica hay un esplendido museo con la mayoría de los restos allí encontrados, impresionante la colección de “cabezas clavas” que decoraban las paredes exteriores del templo. Por otra parte, fui a ver la laguna Llanganuco que en si no es gran cosa, pero está enclavada entre dos nevados espectaculares y en medio de la cordillera.
Para mi suerte, en este viaje la tengo, ambos días llovió durante las excursiones, así que no lo pude disfrutar como me hubiese gustado.
Por lo demás Huaraz es un pueblo andino como todos, un conglomerado de turistas, negocios y ruido de tráfico. Menos mal que lejos del ruido y de la gente encontré una placita con un bar con excelente café, que me sirvió de refugio del bullicio circundante.
Lastima el viaje a Trujillo ya que fui a coger el único autobús del mundo con las ventanas con una especie de cortinillas donde era imposible fotografiar nada.