Capitulo 25 - JUJUY II
Con un dìa de descanso en el que no nos dio tiempo de hacer nada, hicimos un recorrido final del viaje acompañados por nuestro guìa en Jujuy, Oscar que es quièn nos llevò de nuevo Quebrada arriba hasta La Quiaca, ùltimo pueblo argentino en la frontera con Bolivia. Atravesamos la Quebrada y a partir de ahi se ensanchò el horizonte y dio paso a la Puna, con bastas llanuras habitadas con pequeños ranchitos y rebaños de llamas, vacas y ovejas.
Llegamos a La Quiaca, que es un pueblo fronterizo donde la principal ocupaciòn es el trapicheo con sus vecinos de Villazòn (Bolivia). Pasamos la frontera sin ningun tipo de control, ni sello de pasaportes ni nada, como el que cambia de calle, y nos adentramos allì. Es un pueblo absolutamente dedicado al comercio, donde uno encuentra casi de todo pero a mi entender de mala calidad. Una cosa parecida a los mercadillos de Marruecos, donde cientos de personas compran y pasan por la frontera verdaderos fardos con todo tipo de artìculos.
Despuès de un cafè nos dimos una vuelta por las calles, viendo que no comprando, y regresamos a la Quiaca sin que nadie se hubiese dignado pedirnos ningun tipo de papel.
Si que existe una gran diferencia entre lo argentino y lo boliviano en cuanto a la apariencia. En Villazòn, sobre todo las mujeres, obedecen màs al estereotipo del indio, sombreros y aguayos son usuales en su vestimenta, y da sensaciòn de una mayor pobreza, aunque resulta curioso ver a una india ataviada asì y hablando por un celular ùltimo modelo.
Ademàs pudimos comprobar como esa frontera es el fin o el principio del viaje iniciàtico de muchos hippiosos que vagabundean a uno u otro lado de la frontera.
Seguimos viaje a un pequeño pueblito de alli cerca, Yavi, que tiene en su iglesia un retablo barroco, pero nos encontramos èsta cerrada y no pudimos verlo. El pueblo recuerda uno de tantos pueblos castellanos de casas de adobe, la misma estructura de calles y el mismo tipo de arbolado de donde hay mucha humedad, fundamentalmente chopos y àlamos. La ùnica diferencia es el uso tambièn de adobe en vez de teja para las cubiertas.
Despuès de comer volvimos poco a poco hacia Jujuy.
Ya solamente nos quedaba el Viernes Santo y, con todo casi cerrado, dimos los ùltimos paseos que nos quedaban. Entre ellos la maravillosa Catedral, que tiene uno de los pùlpitos barrocos mas impresionante que yo recuerdo, y donde estaban preparando las imàgenes que por la tarde saldrìan en procesiòn.
Asì que por la tarde nos fuimos a ver una procesiòn en el norte de Argentina, que me pareciò mas a las que se hacen en España con los patronos de las localidades que a nuestras procesiones. Resultò curioso que al finalizar la procesiòn se unieran un grupo de jòvenes que junto con las imagenes iniciaron un viacrucis representando la Pasiòn de Cristo. El resultado fue una muestra de la devociòn de este pueblo.
Y asì terminò nuestra estancia en Jujuy, de donde cogimos el sàbado a mediodìa un autobùs que nos ha depositado en el principio de nuestro viaje Buenos Aires.
A partir de aquì estas lineas se interrumpiràn o casi, pues no se las posibilidades del uso de internet ni el tiempo de que dispondrè. Una vez en España lo completarè.
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domingo, 31 de marzo de 2013
miércoles, 27 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capìtulo 24 - JUJUY
El sàbado dìa 22 lo pasamos en Salta terminando de hacer algunas fotos y ver algunas cosas. En general fue un dìa tranquilo, de mucho paseo y mucha terraza viendo gente.
El domingo viajamos a San Salvador de Jujuy para hacer la ùltima etapa de nuestro viaje antes de volver a Buenos Aires. La idea de establecernos en Jujuy para hacer la zona norte hasta La Quiaca està dada por la dificultad de conseguir alojamiento durante la Semana Santa que aquì es una semana de vacaciones, pues empiezan el Jueves Santo y van hasta el jueves siguiente. Todo el mundo sale de vacaciones, asì que es casi imposible encontrar alojamiento por internet y, a estas alturas, no estamos para arriesgarnos y buscarlo en las mismas localidades.
Una vez en Jujuy la soluciòn era contratar dos excursiones, una a la Quebrada de Humahuaca y la otra a La Quiaca y Bolivia, asì que eso hicimos el lunes aparte de pasear por San Salvador de Jujuy, a la que por cierto tambièn llaman la Tacita de Plata.
Es una ciudad cuyo centro es relativamente pequeño en comparaciòn con Salta pues se encuentra encajonado entre dos rìos. Ademàs es mucho màs tranquila y su gente màs accesible.
El martes hicimos la primera de las excursiones, la Quebrada de Humahuaca, que es un recorrido a lo largo de la quebrada del rìo Grande desde Jujuy hasta dicho pueblo y haciendo paradas en diversos lugares.
Del recorrido no voy a descubriros nada, es Patrimonio de la Humanidad, pero si hablar un poco de ello.
Purmamarca es un pueblo turìstico del que ya hablamos en el episodio del Salar Grande y que esta muy turistizado, no obstante en esta visita mas relajada pudimos comprobar ese ritmo lento y calmado que se vive en el pueblo, ademas de admirar otra perspectiva del Cerro de los Siete Colores y otras cosas bellas del pueblo, como su pequeña iglesia de alrededor de 1650.
Seguimos viaje para visitar el Pulcara de Tilcara que son los restos arqueològicos de una ciudad preincaica. Este pulcara en contraste con el de Santa Rosa de Tastil esta absolutamente restaurada, al menos las partes importantes, y a mi me parece que no tiene la genuinidad de aquel. De todas maneras està muy bien cuidado. En el pueblo hicimos otra parada y yo fui a ver una exposiciòn de ermitas. Estas son cuadros enormes hechos con todo tipo de materiales que las familias hacen a modo de estaciones de penitencia y ponen en Semana Santa cuando se hace el traslado de la Virgen de Copacabana al pueblo desde su santuario de Punta Corral.
Siguiendo nuestro recorrido nos paramos en el Tropico de Capricornio, el cual cruzamos en la localidad de Huacalera para llegar a Humahuaca, pasear por sus calles y admirar su bonita iglesia barroca en su interior y el Cabildo.
Ademas en Humahuaca està el monumento a los Indios que participaron el la Guerra de la Independencia Argentina.
El pueblo, como todos los de la comarca, es muy tranquilo y muy turistico, con casas de adobe coloniales y muchos rincones para reposar y salirte un poco de tu prisa.
De vuelta paramos en un pequeño pueblo que se llama Uquìa y donde aparte de cuatro casas hay una pequeña iglesia que contiene una colecciòn de pinturas sòlo compartida con otro de la puna jujeña que se llama Casabindo. Dicha colecciòn es una serie de Angeles Arcabuceros, pinturas de la escuela cuzqueña que representan una colecciòn de àngeles con armas de fuego y son ùnicos en el mundo.
Sobre como y por què, circulan varias historias que bàsicamente coinciden en que el modelo que siguieron los artistas indigenas fueron los conquistadores y como llevaban armas tambièn las copiaron.
De ahì con las mismas nos volvimos a Jujuy.
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El sàbado dìa 22 lo pasamos en Salta terminando de hacer algunas fotos y ver algunas cosas. En general fue un dìa tranquilo, de mucho paseo y mucha terraza viendo gente.
El domingo viajamos a San Salvador de Jujuy para hacer la ùltima etapa de nuestro viaje antes de volver a Buenos Aires. La idea de establecernos en Jujuy para hacer la zona norte hasta La Quiaca està dada por la dificultad de conseguir alojamiento durante la Semana Santa que aquì es una semana de vacaciones, pues empiezan el Jueves Santo y van hasta el jueves siguiente. Todo el mundo sale de vacaciones, asì que es casi imposible encontrar alojamiento por internet y, a estas alturas, no estamos para arriesgarnos y buscarlo en las mismas localidades.
Una vez en Jujuy la soluciòn era contratar dos excursiones, una a la Quebrada de Humahuaca y la otra a La Quiaca y Bolivia, asì que eso hicimos el lunes aparte de pasear por San Salvador de Jujuy, a la que por cierto tambièn llaman la Tacita de Plata.
Es una ciudad cuyo centro es relativamente pequeño en comparaciòn con Salta pues se encuentra encajonado entre dos rìos. Ademàs es mucho màs tranquila y su gente màs accesible.
El martes hicimos la primera de las excursiones, la Quebrada de Humahuaca, que es un recorrido a lo largo de la quebrada del rìo Grande desde Jujuy hasta dicho pueblo y haciendo paradas en diversos lugares.
Del recorrido no voy a descubriros nada, es Patrimonio de la Humanidad, pero si hablar un poco de ello.
Purmamarca es un pueblo turìstico del que ya hablamos en el episodio del Salar Grande y que esta muy turistizado, no obstante en esta visita mas relajada pudimos comprobar ese ritmo lento y calmado que se vive en el pueblo, ademas de admirar otra perspectiva del Cerro de los Siete Colores y otras cosas bellas del pueblo, como su pequeña iglesia de alrededor de 1650.
Seguimos viaje para visitar el Pulcara de Tilcara que son los restos arqueològicos de una ciudad preincaica. Este pulcara en contraste con el de Santa Rosa de Tastil esta absolutamente restaurada, al menos las partes importantes, y a mi me parece que no tiene la genuinidad de aquel. De todas maneras està muy bien cuidado. En el pueblo hicimos otra parada y yo fui a ver una exposiciòn de ermitas. Estas son cuadros enormes hechos con todo tipo de materiales que las familias hacen a modo de estaciones de penitencia y ponen en Semana Santa cuando se hace el traslado de la Virgen de Copacabana al pueblo desde su santuario de Punta Corral.
Siguiendo nuestro recorrido nos paramos en el Tropico de Capricornio, el cual cruzamos en la localidad de Huacalera para llegar a Humahuaca, pasear por sus calles y admirar su bonita iglesia barroca en su interior y el Cabildo.
Ademas en Humahuaca està el monumento a los Indios que participaron el la Guerra de la Independencia Argentina.
El pueblo, como todos los de la comarca, es muy tranquilo y muy turistico, con casas de adobe coloniales y muchos rincones para reposar y salirte un poco de tu prisa.
De vuelta paramos en un pequeño pueblo que se llama Uquìa y donde aparte de cuatro casas hay una pequeña iglesia que contiene una colecciòn de pinturas sòlo compartida con otro de la puna jujeña que se llama Casabindo. Dicha colecciòn es una serie de Angeles Arcabuceros, pinturas de la escuela cuzqueña que representan una colecciòn de àngeles con armas de fuego y son ùnicos en el mundo.
Sobre como y por què, circulan varias historias que bàsicamente coinciden en que el modelo que siguieron los artistas indigenas fueron los conquistadores y como llevaban armas tambièn las copiaron.
De ahì con las mismas nos volvimos a Jujuy.
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sábado, 23 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capitulo 23 - SALTA III
El jueves dedicamos el dìa a seguir con nuestra visita a la ciudad. En nuestro paseo nos llegamos a visitar un museo muy interesante, el Museo de Arte Etnico Americano Pajcha, donde hay una mezcla de cosas indìgenas de diferentes culturas, asì como objetos muy curiosos y que te dan una visiòn global de las diferentes culturas amerindias. Ademàs te sirve de referencia para saber que puedes ver y donde. Un ejemplo es una colecciòn de àngeles con armas de fuego que podremos encontrar en las iglesias de Uquìa y Casabindo. Despuès fuimos a la estaciòn del Tren de las Nubes en un ejercicio de masoquismo, pues ya sabìamos que aùn no funciona y de paso ver una calle llena de peñas folklòricas.
El resto del dìa fue un paseo de compras, disfrute de edificios y calles de la ciudad.
El viernes tocaba excursiòn larga y efectivamente lo fue. Salimos como a las 7,30 de la mañana en un vehiculo 4x4 junto con nuestro conductor-guia y una pareja de italianos. Ibamos dispuestos a hacer uno de los circuitos que nos llevarìa, siguiendo un recorrido paralelo al Tren de las Nubes, hasta San Antonio de los Cobres pasando por la Quebrada del Toro y las ruinas de Santa Rosa de Tastil, para despues empalmar con la Salinas Grandes y volver visitando Purmamarca.
La excursiòn tuvo una primera parte tranquila pues, al ser pocos, fuimos charlando, parando en algunos sitios y enteràndonos de màs cosas sobre la regiòn.
Visitamos una zona arqueològica en Santa Rosa de Tastil que en realidad son los restos de una ciudad preincaica de la etnia Tastil que llegò a ser muy importante antes de la conquista inca de la zona y son grandisimos. A diferencia de Quilmes esta no està reconstruida y se puede apreciar tal cual era.
Seguimos viaje y paramos a comer en San Antonio de los Cobres, un pequeño pueblo minero en plena puna, donde probamos un buen filete de llama, riquisimo.
Ahì ya nuestro conductor junto con otro decidieron, previa consulta con los pasajeros de ambos vehiculos, intentar saltarse el itinerario y cruzar la salina en vez de bordearla.
Lògicamente dijimos que si, aunque nos informaron de los riesgos, y emprendimos el viaje hacia las Salinas Grandes. Al llegar todo era maravilloso, encontrarte en mitad de una salina inmensa de unos 70 por 30 km, a casi 4.000 m,parado haciendo fotos y bromas daba una sensaciòn de libertad extraordinaria. Total que seguimos poco a poco adentrandonos en la gran masa blanca, con paradas para sondear la ruta pues allì todo es igual, hasta que el conductor del otro coche perdiò la huella y se quedò atrapado en una zona de borax.
Ahì empezò la odisea para poder sacarlo y todos tuvimos nuestras dudas sobre si ibamos a conseguirlo o no. Finalmente con mucho esfuerzo de todos, los pasajeros incluidos, y tras un par de horas intentandolo conseguimos sacarlo.
Mientras durò la odisea los distintos pasajeros intentabamos ayudar. Cada uno tenìamos diferente grado de preocupaciòn, pues te encuentras en mitad de la nada y no sabes que hacer y, caso de no poder sacar el coche como iba a terminar la aventura.
Finalmente, una vez conseguido el rescate, nos dimos media vuelta en medio de la satisfaciòn general y rodeando la salina seguimos camino a Purmamarca.
El camino a Purmamarca es una ascensiòn a mas de 4.000m. y un descenso vertiginoso a los 2.000 en solo 30 km. Nuevas paradas para las fotos, una ùltima en el pueblo para fotografiar el Cerro de los Siete Colores y tomar un cafe y vuelta a Salta donde llegamos tarde, cansados y orgullosos de la aventura sufrida.
El jueves dedicamos el dìa a seguir con nuestra visita a la ciudad. En nuestro paseo nos llegamos a visitar un museo muy interesante, el Museo de Arte Etnico Americano Pajcha, donde hay una mezcla de cosas indìgenas de diferentes culturas, asì como objetos muy curiosos y que te dan una visiòn global de las diferentes culturas amerindias. Ademàs te sirve de referencia para saber que puedes ver y donde. Un ejemplo es una colecciòn de àngeles con armas de fuego que podremos encontrar en las iglesias de Uquìa y Casabindo. Despuès fuimos a la estaciòn del Tren de las Nubes en un ejercicio de masoquismo, pues ya sabìamos que aùn no funciona y de paso ver una calle llena de peñas folklòricas.
El resto del dìa fue un paseo de compras, disfrute de edificios y calles de la ciudad.
El viernes tocaba excursiòn larga y efectivamente lo fue. Salimos como a las 7,30 de la mañana en un vehiculo 4x4 junto con nuestro conductor-guia y una pareja de italianos. Ibamos dispuestos a hacer uno de los circuitos que nos llevarìa, siguiendo un recorrido paralelo al Tren de las Nubes, hasta San Antonio de los Cobres pasando por la Quebrada del Toro y las ruinas de Santa Rosa de Tastil, para despues empalmar con la Salinas Grandes y volver visitando Purmamarca.
La excursiòn tuvo una primera parte tranquila pues, al ser pocos, fuimos charlando, parando en algunos sitios y enteràndonos de màs cosas sobre la regiòn.
Visitamos una zona arqueològica en Santa Rosa de Tastil que en realidad son los restos de una ciudad preincaica de la etnia Tastil que llegò a ser muy importante antes de la conquista inca de la zona y son grandisimos. A diferencia de Quilmes esta no està reconstruida y se puede apreciar tal cual era.
Seguimos viaje y paramos a comer en San Antonio de los Cobres, un pequeño pueblo minero en plena puna, donde probamos un buen filete de llama, riquisimo.
Ahì ya nuestro conductor junto con otro decidieron, previa consulta con los pasajeros de ambos vehiculos, intentar saltarse el itinerario y cruzar la salina en vez de bordearla.
Lògicamente dijimos que si, aunque nos informaron de los riesgos, y emprendimos el viaje hacia las Salinas Grandes. Al llegar todo era maravilloso, encontrarte en mitad de una salina inmensa de unos 70 por 30 km, a casi 4.000 m,parado haciendo fotos y bromas daba una sensaciòn de libertad extraordinaria. Total que seguimos poco a poco adentrandonos en la gran masa blanca, con paradas para sondear la ruta pues allì todo es igual, hasta que el conductor del otro coche perdiò la huella y se quedò atrapado en una zona de borax.
Ahì empezò la odisea para poder sacarlo y todos tuvimos nuestras dudas sobre si ibamos a conseguirlo o no. Finalmente con mucho esfuerzo de todos, los pasajeros incluidos, y tras un par de horas intentandolo conseguimos sacarlo.
Mientras durò la odisea los distintos pasajeros intentabamos ayudar. Cada uno tenìamos diferente grado de preocupaciòn, pues te encuentras en mitad de la nada y no sabes que hacer y, caso de no poder sacar el coche como iba a terminar la aventura.
Finalmente, una vez conseguido el rescate, nos dimos media vuelta en medio de la satisfaciòn general y rodeando la salina seguimos camino a Purmamarca.
El camino a Purmamarca es una ascensiòn a mas de 4.000m. y un descenso vertiginoso a los 2.000 en solo 30 km. Nuevas paradas para las fotos, una ùltima en el pueblo para fotografiar el Cerro de los Siete Colores y tomar un cafe y vuelta a Salta donde llegamos tarde, cansados y orgullosos de la aventura sufrida.
jueves, 21 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capìtulo 22 - SALTA II
El martes lo dedicamos a recorrer la ciudad, ver como es y recorrer alguno de los museos. Salta, como casi todas, tiene el centro històrico que es màs o menos por donde nos movemos los turistas. En èl estàn ubicados la mayoria de los edificios importantes e històricos de la ciudad, alrededor de ese centro històrico hay una docena de calles comerciales y con los servicios y oficinas.Fuera de ese anillo estàn los barrios donde vive la clase media de la poblaciòn y màs allà, a medida que nos alejamos de ese centro, los barrios màs populosos.
Nosotros, como casi el resto de los turista, nos movemos por esas zonas donde hay edificios històricos o bien con algùn interès cultural: museos, iglesias, etc.
Cuando tienes que salir de ellos por alguna razòn te recomiendan que vayas en taxi, pues ademàs de que suelen estar lejìsimos, dicen que no es seguro. Nosotros fuimos a un centro de artesanos que patrocina y certifica la Municipalidad de Salta y que està en una casa bellìsima, pero en el otro extremo de la ciudad.
Hemos visto varios museos interesantes, pero sobre todo el MAAM (Museo Arqueològico de Alta Montaña) que es un espacio que incorpora toda la modernidad. En èl se exponen fundamentalmente las momias encontradas en el Volcàn Llullailaco a màs de cinco mil metros de altura asì como la Niña de Chuscha que han recuperado despuès de innumerables avatares.
Ademàs de los museos es muy agradable pasear por las calles, con menos gente a medida que te vas alejando del centro
El mièrcoles madrugòn, otro autobùs nos recogiò pronto para, a travès de la Quebrada de las Conchas, hacer una visita a Cafayate. La excursiòn recorre una espectacular garganta, màs o menos ancha segùn zonas, de una belleza geològica impresionante, con parajes de gran belleza en los que uno detendrìa el autobùs y se dedicarìa a admirar la belleza en estado puro. Ademàs durante el recorrido el guÌa te va diciendo què rocas son tal o cual figura y con un poco de imaginaciòn las ves y si eres ràpido las fotografìas.
En Cafayate nos llevaron a una bodega para ¿ver? la elaboraciòn del vino y probarlo. Tambièn nos dimos un pequeño paseo por el pueblo pudiendo admirar la tranquilidad y el sosiego en que viven allì, a pesar de ser un sitio muy turìstico.
Està enclavado en medio de los Valles Calchaquìes y vive de las viñas, el turismo y la artesanìa.
Màs tarde volvimos sobre nuestros pasos con varias paradas màs en otros sitios diferentes, y cuando llegamos poco màs, un cafè, cena y a dormir.
ARGENTINA Enlace fotos y otros
El martes lo dedicamos a recorrer la ciudad, ver como es y recorrer alguno de los museos. Salta, como casi todas, tiene el centro històrico que es màs o menos por donde nos movemos los turistas. En èl estàn ubicados la mayoria de los edificios importantes e històricos de la ciudad, alrededor de ese centro històrico hay una docena de calles comerciales y con los servicios y oficinas.Fuera de ese anillo estàn los barrios donde vive la clase media de la poblaciòn y màs allà, a medida que nos alejamos de ese centro, los barrios màs populosos.
Nosotros, como casi el resto de los turista, nos movemos por esas zonas donde hay edificios històricos o bien con algùn interès cultural: museos, iglesias, etc.
Cuando tienes que salir de ellos por alguna razòn te recomiendan que vayas en taxi, pues ademàs de que suelen estar lejìsimos, dicen que no es seguro. Nosotros fuimos a un centro de artesanos que patrocina y certifica la Municipalidad de Salta y que està en una casa bellìsima, pero en el otro extremo de la ciudad.
Hemos visto varios museos interesantes, pero sobre todo el MAAM (Museo Arqueològico de Alta Montaña) que es un espacio que incorpora toda la modernidad. En èl se exponen fundamentalmente las momias encontradas en el Volcàn Llullailaco a màs de cinco mil metros de altura asì como la Niña de Chuscha que han recuperado despuès de innumerables avatares.
Ademàs de los museos es muy agradable pasear por las calles, con menos gente a medida que te vas alejando del centro
El mièrcoles madrugòn, otro autobùs nos recogiò pronto para, a travès de la Quebrada de las Conchas, hacer una visita a Cafayate. La excursiòn recorre una espectacular garganta, màs o menos ancha segùn zonas, de una belleza geològica impresionante, con parajes de gran belleza en los que uno detendrìa el autobùs y se dedicarìa a admirar la belleza en estado puro. Ademàs durante el recorrido el guÌa te va diciendo què rocas son tal o cual figura y con un poco de imaginaciòn las ves y si eres ràpido las fotografìas.
En Cafayate nos llevaron a una bodega para ¿ver? la elaboraciòn del vino y probarlo. Tambièn nos dimos un pequeño paseo por el pueblo pudiendo admirar la tranquilidad y el sosiego en que viven allì, a pesar de ser un sitio muy turìstico.
Està enclavado en medio de los Valles Calchaquìes y vive de las viñas, el turismo y la artesanìa.
Màs tarde volvimos sobre nuestros pasos con varias paradas màs en otros sitios diferentes, y cuando llegamos poco màs, un cafè, cena y a dormir.
martes, 19 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capitulo 21 - SALTA
Llegamos a Salta a mediodìa de un domingo, asì que logicamente en la ciudad habia poca gente, solamente los turistas. Comimos y nos dimos un paseo pudiendo comprobar que el centro es de una gran belleza, con muchas casas señoriales y muy cuidadas. Por la tarde otro paseo con los consabidos cafès, cena y a dormir porque el lunes a primera hora ibamos a hacer la ruta de Cachi.
Madrugamos y en un microbùs salimos hacia Cachi. Por el camino volvimos a comprobar que en muy pocos kilometros cambia todo, paisaje, tiempo , cultivos, etc.
El camino hacia Cachi comienza con los campos primorosamente cultivados del Valle de Lerma para, a continuaciòn, iniciar el ascenso por una quebrada de yungas (bosque tupidìsimo y laderas impresionantes) que mantiene casi siempre nieblas por la condensaciòn de la humedad. Al final del ascenso desaparece la vegatacion y se forman praderas, ensanchandose el horizonte. Comienzan entonces a aparecer un tipo de cardones que necesitan màs humedad que los de la puna. El camino continua subiendo, en medio de una niebla espesisìma, por una carretera de ripio, en la que dicen y ves en las postales una de las subidas mas bonitas del pais, la Cuesta del Obispo, hasta los 3.500 m aproximadamente. Una vez que comienzas la bajada la niebla desaparece como por embrujo y aparece la puna, llanura de altura, del Parque Nacional de los Cardones. Atravesamos el parque y llegamos a los Valles Calchaquies de la zona norte. Llegamos a comer a un hotel encantador en Payogasta y de ahì un pequeño paseo por Cachi y vuelta lo mismo pero al revès.
Fuera de comprobar que en esos valles la vida discurre de distinta forma, con muchas dificultades sobre todo por el medio fìsico y de aislamiento de las poblaciones y las consabidas fotos de paisajes maravillosos, poco màs se puede aportar de esta visita. Yo de todas formas, soy otro tipo de viajero y necesitaria mucho mas tiempo y mucha mas calma para ir casi de pueblito en pueblito y poder contactar con sus habitantes.
Llegamos a Salta a mediodìa de un domingo, asì que logicamente en la ciudad habia poca gente, solamente los turistas. Comimos y nos dimos un paseo pudiendo comprobar que el centro es de una gran belleza, con muchas casas señoriales y muy cuidadas. Por la tarde otro paseo con los consabidos cafès, cena y a dormir porque el lunes a primera hora ibamos a hacer la ruta de Cachi.
Madrugamos y en un microbùs salimos hacia Cachi. Por el camino volvimos a comprobar que en muy pocos kilometros cambia todo, paisaje, tiempo , cultivos, etc.
El camino hacia Cachi comienza con los campos primorosamente cultivados del Valle de Lerma para, a continuaciòn, iniciar el ascenso por una quebrada de yungas (bosque tupidìsimo y laderas impresionantes) que mantiene casi siempre nieblas por la condensaciòn de la humedad. Al final del ascenso desaparece la vegatacion y se forman praderas, ensanchandose el horizonte. Comienzan entonces a aparecer un tipo de cardones que necesitan màs humedad que los de la puna. El camino continua subiendo, en medio de una niebla espesisìma, por una carretera de ripio, en la que dicen y ves en las postales una de las subidas mas bonitas del pais, la Cuesta del Obispo, hasta los 3.500 m aproximadamente. Una vez que comienzas la bajada la niebla desaparece como por embrujo y aparece la puna, llanura de altura, del Parque Nacional de los Cardones. Atravesamos el parque y llegamos a los Valles Calchaquies de la zona norte. Llegamos a comer a un hotel encantador en Payogasta y de ahì un pequeño paseo por Cachi y vuelta lo mismo pero al revès.
Fuera de comprobar que en esos valles la vida discurre de distinta forma, con muchas dificultades sobre todo por el medio fìsico y de aislamiento de las poblaciones y las consabidas fotos de paisajes maravillosos, poco màs se puede aportar de esta visita. Yo de todas formas, soy otro tipo de viajero y necesitaria mucho mas tiempo y mucha mas calma para ir casi de pueblito en pueblito y poder contactar con sus habitantes.
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capitulo 21 - SALTA
Llegamos a Salta a mediodìa de un domingo, asì que logicamente en la ciudad habia poca gente, solamente los turistas. Comimos y nos dimos un paseo pudiendo comprobar que el centro es de una gran belleza, con muchas casas señoriales y muy cuidadas. Por la tarde otro paseo con los consabidos cafès, cena y a dormir porque el lunes a primera hora ibamos a hacer la ruta de Cachi.
Madrugamos y en un microbùs salimos hacia Cachi. Por el camino volvimos a comprobar que en muy pocos kilometros cambia todo, paisaje, tiempo , cultivos, etc.
El camino hacia Cachi comienza con los campos primorosamente cultivados del Valle de Lerma para, a continuaciòn, iniciar el ascenso por una quebrada de yungas (bosque tupidìsimo y laderas impresionantes) que mantiene casi siempre nieblas por la condensaciòn de la humedad. Al final del ascenso desaparece la vegatacion y se forman praderas, ensanchandose el horizonte. Comienzan entonces a aparecer un tipo de cardones que necesitan màs humedad que los de la puna. El camino continua subiendo, en medio de una niebla espesisìma, por una carretera de ripio, en la que dicen y ves en las postales una de las subidas mas bonitas del pais, la Cuesta del Obispo, hasta los 3.500 m aproximadamente. Una vez que comienzas la bajada la niebla desaparece como por embrujo y aparece la puna, llanura de altura, del Parque Nacional de los Cardones. Atravesamos el parque y llegamos a los Valles Calchaquies de la zona norte. Llegamos a comer a un hotel encantador en Payogasta y de ahì un pequeño paseo por Cachi y vuelta lo mismo pero al revès.
Fuera de comprobar que en esos valles la vida discurre de distinta forma, con muchas dificultades sobre todo por el medio fìsico y de aislamiento de las poblaciones y las consabidas fotos de paisajes maravillosos, poco màs se puede aportar de esta visita. Yo de todas formas, soy otro tipo de viajero y necesitaria mucho mas tiempo y mucha mas calma para ir casi de pueblito en pueblito y poder contactar con sus habitantes.
Llegamos a Salta a mediodìa de un domingo, asì que logicamente en la ciudad habia poca gente, solamente los turistas. Comimos y nos dimos un paseo pudiendo comprobar que el centro es de una gran belleza, con muchas casas señoriales y muy cuidadas. Por la tarde otro paseo con los consabidos cafès, cena y a dormir porque el lunes a primera hora ibamos a hacer la ruta de Cachi.
Madrugamos y en un microbùs salimos hacia Cachi. Por el camino volvimos a comprobar que en muy pocos kilometros cambia todo, paisaje, tiempo , cultivos, etc.
El camino hacia Cachi comienza con los campos primorosamente cultivados del Valle de Lerma para, a continuaciòn, iniciar el ascenso por una quebrada de yungas (bosque tupidìsimo y laderas impresionantes) que mantiene casi siempre nieblas por la condensaciòn de la humedad. Al final del ascenso desaparece la vegatacion y se forman praderas, ensanchandose el horizonte. Comienzan entonces a aparecer un tipo de cardones que necesitan màs humedad que los de la puna. El camino continua subiendo, en medio de una niebla espesisìma, por una carretera de ripio, en la que dicen y ves en las postales una de las subidas mas bonitas del pais, la Cuesta del Obispo, hasta los 3.500 m aproximadamente. Una vez que comienzas la bajada la niebla desaparece como por embrujo y aparece la puna, llanura de altura, del Parque Nacional de los Cardones. Atravesamos el parque y llegamos a los Valles Calchaquies de la zona norte. Llegamos a comer a un hotel encantador en Payogasta y de ahì un pequeño paseo por Cachi y vuelta lo mismo pero al revès.
Fuera de comprobar que en esos valles la vida discurre de distinta forma, con muchas dificultades sobre todo por el medio fìsico y de aislamiento de las poblaciones y las consabidas fotos de paisajes maravillosos, poco màs se puede aportar de esta visita. Yo de todas formas, soy otro tipo de viajero y necesitaria mucho mas tiempo y mucha mas calma para ir casi de pueblito en pueblito y poder contactar con sus habitantes.
sábado, 16 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capitulo 20 - TUCUMÀN
Llegamos a Tucumàn como a las tres de la tarde. Justo nos instalamos en el hotel y salimos a comer algo, cuando, en toda la Plaza de la Independencia estallò un ruido ensordecedor, los coches tocando las bocinas, grupos de gente cantando y las campanas repicando. Luego nos enteramos que acababan de anunciar que ya teniamos un nuevo Papa, para màs señas argentino y ademàs con una relaciòn especial con Tucumàn. Asì que otra vez la suerte nos colocò en el corazòn de la noticia. Mas tarde hicimos las gestiones para ir al dìa siguiente a hacer un recorrido por Tafì del Valle y las Ruinas de Quilmes. La tarde acabò con una tormenta y un pequeño paseo por las abarrotadas calles comerciales.
Al dìa siguiente madrugamos y nos encontramos con un dìa lluvioso y feo. Vino a recogernos un coche con otro pasajero y partimos en direcciòn a Tafì y los Valles Calchaquìes.
En el camino se recorre desde una inmensa llanura completamente sembrada de caña hasta otra semidesèrtica llena de cardones, con numerosas subidas y bajadas, y atravesando una selva tropical y un paso a mas de 3000 m.
El viaje fue muy divertido pues nuestro acompañante pronto empezò a charlar casi de cualquier cosa, relacionada o no con lo que ibamos a ver, y el conductor-guia, que era un tipo simpàtico le daba "chance".
En cuanto a lo visto, es otro cambio màs con lo ya conocido, pues tan pronto subìas una ladera con una selva inespugnable como te encontrabas en el otro lado una pradera inmensa con muchos animales, como estabas en un valle verde y arbolado o en otro reseco y arido.
Ademàs de todo esto, nos encontramos de lleno en zonas antiguas, con culturas indias ancestrales y con un orgullo para defender cosas que ellos creen que les pertenecen.
En cuanto a las Ruinas de Quilmes, decir que era una ciudd de unas seis mil personas y que tras muchas guerras con los españoles fueron reducidos y llevados a Buenos Aires a una especie de reserva. Cuando el alemàn primer cervecero argentino quiso hacer cerveza se encontrò con que el mejor agua para ello estaba en esa reserva y de ahì el nombre de cerveza Quilmes.
El siguiente dìa lo pasamos haciendo el tipico recorrido turìstico por San Miguel de Tucumàn, viendo la inmensidad de edificios antiguos y muy bonitos que tiene, asì como la casa donde se declarò la Independencia de Argentina del Reino de España y empapàndonos un poco de historia y costumbres tucumanas.
La ciudad, en contraste con La Rioja, es sobre todo bulliciosa y con muchas actividades culturales y muchìsimos bares abiertos y llenos a todas horas. El ambiente callejero es muy interesante pues se ve a la gente muy activa y ajetreda.
Al dìa siguiente yo me fui a ver un parque enorme y muy bello. Diseñado por un frances siguiendo los modelos del siglo XIX con muchas fuentes y estatuas, reproduciones de obras famosas europeas.
En medio del parque esta la casa del obispo Colombres, el introductor de la caña de azucar en Tucumàn, hoy convertida en un museo homenaje a este cultivo.
Dentro del parque hay gran cantidad de zonas de ocio y deportivas a disposiciòn de los ciudadanos y es verdaderamente un pulmòn de oxìgeno para la muchìsima contaminaciòn del centro de la ciudad.
Nuestra proxima cita sera con Salta "La Bella" desde donde conoceremos el noroeste.
Llegamos a Tucumàn como a las tres de la tarde. Justo nos instalamos en el hotel y salimos a comer algo, cuando, en toda la Plaza de la Independencia estallò un ruido ensordecedor, los coches tocando las bocinas, grupos de gente cantando y las campanas repicando. Luego nos enteramos que acababan de anunciar que ya teniamos un nuevo Papa, para màs señas argentino y ademàs con una relaciòn especial con Tucumàn. Asì que otra vez la suerte nos colocò en el corazòn de la noticia. Mas tarde hicimos las gestiones para ir al dìa siguiente a hacer un recorrido por Tafì del Valle y las Ruinas de Quilmes. La tarde acabò con una tormenta y un pequeño paseo por las abarrotadas calles comerciales.
Al dìa siguiente madrugamos y nos encontramos con un dìa lluvioso y feo. Vino a recogernos un coche con otro pasajero y partimos en direcciòn a Tafì y los Valles Calchaquìes.
En el camino se recorre desde una inmensa llanura completamente sembrada de caña hasta otra semidesèrtica llena de cardones, con numerosas subidas y bajadas, y atravesando una selva tropical y un paso a mas de 3000 m.
El viaje fue muy divertido pues nuestro acompañante pronto empezò a charlar casi de cualquier cosa, relacionada o no con lo que ibamos a ver, y el conductor-guia, que era un tipo simpàtico le daba "chance".
En cuanto a lo visto, es otro cambio màs con lo ya conocido, pues tan pronto subìas una ladera con una selva inespugnable como te encontrabas en el otro lado una pradera inmensa con muchos animales, como estabas en un valle verde y arbolado o en otro reseco y arido.
Ademàs de todo esto, nos encontramos de lleno en zonas antiguas, con culturas indias ancestrales y con un orgullo para defender cosas que ellos creen que les pertenecen.
En cuanto a las Ruinas de Quilmes, decir que era una ciudd de unas seis mil personas y que tras muchas guerras con los españoles fueron reducidos y llevados a Buenos Aires a una especie de reserva. Cuando el alemàn primer cervecero argentino quiso hacer cerveza se encontrò con que el mejor agua para ello estaba en esa reserva y de ahì el nombre de cerveza Quilmes.
El siguiente dìa lo pasamos haciendo el tipico recorrido turìstico por San Miguel de Tucumàn, viendo la inmensidad de edificios antiguos y muy bonitos que tiene, asì como la casa donde se declarò la Independencia de Argentina del Reino de España y empapàndonos un poco de historia y costumbres tucumanas.
La ciudad, en contraste con La Rioja, es sobre todo bulliciosa y con muchas actividades culturales y muchìsimos bares abiertos y llenos a todas horas. El ambiente callejero es muy interesante pues se ve a la gente muy activa y ajetreda.
Al dìa siguiente yo me fui a ver un parque enorme y muy bello. Diseñado por un frances siguiendo los modelos del siglo XIX con muchas fuentes y estatuas, reproduciones de obras famosas europeas.
En medio del parque esta la casa del obispo Colombres, el introductor de la caña de azucar en Tucumàn, hoy convertida en un museo homenaje a este cultivo.
Dentro del parque hay gran cantidad de zonas de ocio y deportivas a disposiciòn de los ciudadanos y es verdaderamente un pulmòn de oxìgeno para la muchìsima contaminaciòn del centro de la ciudad.
Nuestra proxima cita sera con Salta "La Bella" desde donde conoceremos el noroeste.
martes, 12 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capìtulo 19 - LA RIOJA
Esta ha sido la estancia mas rara de todo lo vivido en Argentina hasta la fecha.
Llegamos un sàbado a mediodìa y nos encontramos con una ciudad desèrtica. No solo por el calor que hacìa, màs de cuarenta grados, si no porque aparte de un rato en la tarde-noche que abrìan como la mitad de los comercios, nos encontramos una especie de ciudad fantasma tanto el sàbado como el domingo.
Asì y todo, en nuestros paseos pudimos comprobar no solo la falta de gente por las calles, ni la de tràfico, tambièn la escasez de bares, cafeterìas y otros espacios de ocio, que hacìan casi una misiòn suicida salir a tomar un cafè.
Nosotros llegamos con la intenciòn de contratar una excursiòn para ver los Parques Nacionales de Talampaya y El Valle de la Luna. Pensabamos ingenuamente que eso funcionaba como en el resto de los lugares en los que habiamos estado, pero no. Despuès de soportar el intenso calor, la soledad y la falta de movimiento del fin de semana, nos encontramos el lunes buscando agencias que organizasen ese tipo de viajes. Dimos innumerables vueltas visitando varias, todas cerradas por diferentes motivos, hasta dar con una que nos terminò de convencer de la imposibilidad de hacer dicho viaje. Nos dijo que hay muy poco turismo y, tras consultar con varios colegas, que no habìa ninguna programada para el martes, que si a lo largo del dìa habìa novedades nos avisaba al hotel.
Con ayuda del recepcionista contactamos con un "remix" y luego de ver posibilidades y precios acordamos que nos llevarìa a una ruta que se llama Corredor de la Costa Riojana, que era cerquita y asumible monetariamente.
Con èl nos fuimos y pràcticamente es una ruta hacia el norte por un paisaje montañoso, pero que solamente es eso, un paisaje. De todas formas fue agradable, aunque el chofer no estaba muy informado de las curiosidades de la ruta. Se limitò casi exclusivamente a llevarnos.
No obstante el domingo por la mañana habiamos visto un par de museos y recorrido muchas calles que hemos completado hoy martes paseando tranquilamente.
La Rioja es una ciudad de unos 200.000 habitantes que viven de la agricultura, segun nuestro conductor 70% son funcionarios y 30% trabaja.
Dentro de las ciudades que nosotros hemos conocido es un caso raro. Vive de espaldas al turismo, aunque posee las caracterìsticas necesarias para que este fuera una industria floreciente. Ademas es llamativa la escasez de establecimientos de restauraciòn, bares, cafès, etc. Pràcticamente los que hay estan en el centro de la ciudad. Ademàs de haber pocos tienen muy escasa clientela.
Otra cosa sorprendente es el grandìsimo calor que hace, que segùn nos han contado no es inhabitual en estas fechas. Esto hace que no sepas muy bièn ni que hacer ni donde ir, pues el calor dificulta el que estes paseando y al no haber bares no sabes en que utilizar tu tiempo.
Bueno, esto no da mas de sì, asì que esperemos que nuestra pròxima parada, Tucumàn sea mas creativa.
Esta ha sido la estancia mas rara de todo lo vivido en Argentina hasta la fecha.
Llegamos un sàbado a mediodìa y nos encontramos con una ciudad desèrtica. No solo por el calor que hacìa, màs de cuarenta grados, si no porque aparte de un rato en la tarde-noche que abrìan como la mitad de los comercios, nos encontramos una especie de ciudad fantasma tanto el sàbado como el domingo.
Asì y todo, en nuestros paseos pudimos comprobar no solo la falta de gente por las calles, ni la de tràfico, tambièn la escasez de bares, cafeterìas y otros espacios de ocio, que hacìan casi una misiòn suicida salir a tomar un cafè.
Nosotros llegamos con la intenciòn de contratar una excursiòn para ver los Parques Nacionales de Talampaya y El Valle de la Luna. Pensabamos ingenuamente que eso funcionaba como en el resto de los lugares en los que habiamos estado, pero no. Despuès de soportar el intenso calor, la soledad y la falta de movimiento del fin de semana, nos encontramos el lunes buscando agencias que organizasen ese tipo de viajes. Dimos innumerables vueltas visitando varias, todas cerradas por diferentes motivos, hasta dar con una que nos terminò de convencer de la imposibilidad de hacer dicho viaje. Nos dijo que hay muy poco turismo y, tras consultar con varios colegas, que no habìa ninguna programada para el martes, que si a lo largo del dìa habìa novedades nos avisaba al hotel.
Con ayuda del recepcionista contactamos con un "remix" y luego de ver posibilidades y precios acordamos que nos llevarìa a una ruta que se llama Corredor de la Costa Riojana, que era cerquita y asumible monetariamente.
Con èl nos fuimos y pràcticamente es una ruta hacia el norte por un paisaje montañoso, pero que solamente es eso, un paisaje. De todas formas fue agradable, aunque el chofer no estaba muy informado de las curiosidades de la ruta. Se limitò casi exclusivamente a llevarnos.
No obstante el domingo por la mañana habiamos visto un par de museos y recorrido muchas calles que hemos completado hoy martes paseando tranquilamente.
La Rioja es una ciudad de unos 200.000 habitantes que viven de la agricultura, segun nuestro conductor 70% son funcionarios y 30% trabaja.
Dentro de las ciudades que nosotros hemos conocido es un caso raro. Vive de espaldas al turismo, aunque posee las caracterìsticas necesarias para que este fuera una industria floreciente. Ademas es llamativa la escasez de establecimientos de restauraciòn, bares, cafès, etc. Pràcticamente los que hay estan en el centro de la ciudad. Ademàs de haber pocos tienen muy escasa clientela.
Otra cosa sorprendente es el grandìsimo calor que hace, que segùn nos han contado no es inhabitual en estas fechas. Esto hace que no sepas muy bièn ni que hacer ni donde ir, pues el calor dificulta el que estes paseando y al no haber bares no sabes en que utilizar tu tiempo.
Bueno, esto no da mas de sì, asì que esperemos que nuestra pròxima parada, Tucumàn sea mas creativa.
viernes, 8 de marzo de 2013
DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA
Capìtulo 18 MENDOZA Y SAN JUAN
Los dos ùltimos dìas en Mendoza fueron de paseo y disfrute por la ciudad, sobre todo por sus calles y plazas, bajo la sombra omnipresente de los àrboles, que tapan toda la visiòn de casas y edificios emblemàticos.
Ademàs visitamos una parte del maravilloso parque mendocino, el "Parque San Martin", ya que recorrerlo completamente nos hubiera llevado mas de un dìa a jornada completa. Este parque posee un nùmero de arboles y plantas ilimitado y es el lugar idòneo para pasear, tomar el sol, leer o cualquier actividad sin el constante ruido de fondo del tràfico.
En cuanto a los mendocinos, la ciudad me sugiere que son gente amable, como en casi todos los sitios, pero con la particularidad de que, al no ser ya una ciudad turistica, ellos siguen con sus actividades diarias sin demasiadas concesiones. No obstante se muestran orgullosos de su ciudad y de sus tradiciones y de la cantidad de mendocinos que hay en las celebraciones tradicionales.
En fin que salimos de Mendoza y llegamos a San Juan, otra de las provincias ricas e industriosas. Por el camino abandonamos la aridez de la llanura y poco a poco la ruta se fue llenando de viñedos, olivares y frutales. En esta zona se cultivan los mejores melones del mundo a decir de los lugareños.
San Juan, en visita relàmpago, es una ciudad moderna y, a juzgar por los edificios y casas, bastante pujante. Se observan muy buenas construciones, creo yo que debido a que es una ciudad reconstruida despues de sufrir un terremoto que la devastò en 1944.
En esta visita relàmpago no nos va a dar tiempo de tomarla el pulso real, pero a simple vista es una ciudad "muy europea". Estuvimos viendo su auditorio que pasa por ser uno de los de mejor acùstica del mundo, para los sanjuaninos el mejor.
Despues hemos ido al Museo de Arte Contemporaneo. Es un museo de pintura y escultura pequeñito, pero muy interesante, donde hay una buena coleccion de pintura argentina, fundamentalmente artistas de San Juan.
Y poco màs va a dar de sì, pues nuestro intento de ver el Museo de Ciencias Naturales resultò un fracaso, pues estan remodelàndolo. En este hay la mejor colecciòn de Sudamerica de dinosaurios junto con un area dedicado al Valle de la Luna y al Parque Nacional Talampaya que seran nuestras proximas visitas.
Mañana saldremos hacia La Rioja.
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