San
Pedro de Atacama
Llegue ya anocheciendo y cual no
fue mi sorpresa cuando el hostal que tenía contratado no existía desde hace dos
años, cosas de internet y Despegar. En su lugar había otro que me respetó el
acuerdo, así que allí me instalé
Me di un paseo por el pueblo,
todo está en una calle, la calle Caracoles, así que es fácil encontrar
cualquier cosa. Al final, después de cenar me fui al hostal y hasta el día
siguiente.
Al otro día comencé a organizar
mi visita. Me enteré del camino de salida de las excursiones por los alrededores
y sobre todo disfruté de la tranquilidad y el sosiego de pasear por sus calles
sin nada que hacer salvo sacar la cámara y fotografiar algo interesante y
curioso.
Al final contraté tres excursiones
típicas, de esas que hace todo el mundo, para domingo, lunes y martes, pues
aunque algunas son de medio día yo ya no estoy para salir de una e ir a otra
casi sin tiempo de reponerme.
Una vez solucionado esto mi
único objetivo fue ejercer de turista y dedicarme a observar a los otros
turistas que merodean incesantemente por las calles llenas de curiosidades.
Los hay de todo tipo pero
predominan creo yo, al menos por las calles los de mochila jóvenes europeos o
yanquis.
Sentado en la terraza de un café
es el observatorio perfecto para hacerte una idea de que y como pasan las cosas
en el pueblo.
Como ya he dicho solo hay
turistas y establecimientos vinculados con el turismo de forma que es difícil
abstraerse del fenómeno. La gente del pueblo solo sale al atardecer a darse un
paseo o a sentarse en la consabida Plaza de Armas.
Lo demás son idas y venidas de
los micros que nos transportan a los turistas de acá para allá y cuyo paso es
incesante, pues empiezan a las cuatro de la mañana para ver amanecer en los geiseres
del Tatio y acaban al anochecer después de ver la puesta de sol en el Valle de
la Luna.
Así pues el domingo comencé mi
periplo excursionero desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde.
Visitamos dos pueblecitos
Tocanao y Socaire, donde desayunamos y comimos.
El resto del tiempo fuimos a ver
el Salar Aguas Calientes en el camino de un paso con Argentina a 4000 metros de
altitud aproximadamente y rodeado de montañas y volcanes. El paisaje es
espectacular y uno cree que está a punto de tocar el cielo.
Durante el recorrido la guía fue
explicando las singularidades de la zona y sobre todo porque hay salares y en
especial el de Atacama por el que pasaríamos a la vuelta.
Como en toda excursión que se
precie uno de los entretenimiento de los viajeros fue descubrir la fauna
autóctona fundamentalmente vicuñas y vizcachas (creo que es el nombre) que son
una especie de liebres del altiplano.
También tuvimos suerte y vimos
un zorro.
Pero sobre manera lo que llama
la atención es el paisaje, esa grandiosidad que no tiene comparación en ningún
país europeo. Se mire donde se mire siempre te sorprende algo, las montañas, la
vegetación o su falta, los colores de la tierra, etc.
Más tarde fuimos a dos lagunas
situadas en medio de montañas formando un circo a más de cuatro mil metros.
Llegamos pisando nieve y salimos igual.
Además el micro descendió lo
menos cinco o seis kilómetros por la rodada marcada en la nieve porque no pudo
dar la vuelta donde nos había dejado. Imaginaos la tensión de un servidor.
Pero todo fue bien y finalmente
fuimos a una laguna que hay en pleno salar de Atacama donde anidan flamencos.
El Salar de Atacama al menos lo que visitamos no se parece en nada al célebre
Salar Grande argentino. Este o tiene la sal en grandes piedras o tiene agua, de
forma que no caminas por un mar de sal sino por senderos hechos y al ser zona
protegida con muchas prohibiciones. De todas maneras merece la pena tanto ver
los flamencos como la inmensa planicie que es el salar.
En fin un buen día para
reencontrarse con esa pasión fotográfica que uno lleva dentro.
Mis compañeros de excursión eran
una mezcla de brasileros e hispanos con dos chiquitas que no hablaban español y
una belga que hablaba perfecto castellano. Lo más curioso eran dos españolas
que habían venido diez días a Chile de vacaciones y además las había cogido
todo el follón de las inundaciones y el corte de aeropuertos etc.
Otro aspecto es el frio que hace
hasta que el sol está asentado y el calor que hace después, aunque a más de 4000
metros siempre viene bien ir abrigado.