domingo, 15 de marzo de 2015

VIAJE A SUDAMERICA - VALPARAISO 2

VALPARAISO 2



He seguido con mis paseos por Valparaíso e incluso he adoptado algunos ritos como tomarme un café en un barecito con terraza de la Plaza Aníbal Pinto, y verdadero centro de la ciudad, en la que ya los camareros saben lo que quiero y no necesito explicar cómo es el café. Es curioso que a dos o tres veces que estés en un sitio la gente te reconozca sobre todo cuando por ahí pasan muchísimos clientes. En fin que es casi como el Sajonia en Torrelavega o La Esquina de Catalina en Zahara.
También he seguido con mis paseos por los cerros de Valparaíso, siempre interesantes arquitectónicamente y sobre todo visual y fotográficamente y en los que se dan una mezcla de turistas, lugareños y vendedores de casi todo que a mí me resulta muy gratificante pues ves que pese a todo el mundo se mueve.
En los cerros se aglomera una construcción cambiante y diversa, desde casas impolutas, pintadas hasta los más mínimos detalles, hasta verdaderas chabolas de chapas de zinc roñosas y oxidadas que no sabes muy bien por qué no se vienen abajo.
Otra cosa es mirar hacia abajo desde alguno de los innumerables miradores que hay, ves  toda clase de terrazas, techos, etc., lleno de los objetos más impensables y sobre todo también ves muchísima suciedad. Sería interesante y precioso ya que es Patrimonio de la Humanidad que el Gobierno de la UNESCO acometieran un plan de rehabilitación, como por ejemplo hay el La Habana, que pusiera la ciudad en valor como una joya que es.
Una diferencia con otras ciudades de Chile que he conocido es la afluencia de gente en las terrazas que hay para charlar, tomar cervezas y picar algo de comida, todo en un ambiente relajado, donde el tiempo no importa y se presupone una charla larga y relajada, sobre todo a esas horas del atardecer cuando dejan de trabajar y que por ejemplo en Santiago la gente desaparecía, aquí no, las terrazas se llenan así como las calles y plazas.
Pero lo que más me tiene alucinado es el tráfico de los autobuses públicos, de los que hay miles de distintas compañías, que circulan como si les fuera la visa en ello. Es un espectáculo un viaje, sobre todo en horas de mucho tráfico verlos adelantar, cambiarse de carril para a cincuenta metros parar a alguien, da lo mismo si hay parada o no, volver a salir al centro de la calle para adelantar a otro bus que en la siguiente parada nos vuelve a adelantar, toso esto con acelerones y frenazos sin fin y usando la bocina como si todos los demás estuvieran estorbando.
En fin es una experiencia de Valparaíso que me ha resultado muy gratificante, a pesar de las interminables caminatas y sus cerros me han hecho recobrar ese espíritu de que la prisa no es buena para nada y que en la vida no hay cosas que sean realmente muy importantes, aparte de la vida misma.











1 comentario:

  1. A través de tus fotos, Valparaíso también a mí me parece un lugar atractivo, con clima y colores suaves, trolebuses, "vidilla" en sus murales, terracitas acogedoras...también me da impresión de poco cuidado el aspecto urbanístico, veo marañas de cables y calles mal urbanizadas por muchas zonas, parece que los regidores municipales no se esmeran.
    Eché un vistazo a La Serena, tu siguiente etapa, con el museo de Videla y una enorme playa que te sobra (ideal para paseos de Geni). Veo que en tu ruta hacia el norte no te separas de la costa... ¿quedaste saturado de glaciares? je, je. Pues según el mapa pronto comenzarás con el purito desierto asique procúrate una botelluca de agua fresca y yodo marino, por si acaso.
    Un abrazo

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