Cuando llegamos a San Carlos de Bariloche lo primero que nos dejò sorprendidos fue lo grande que es la ciudad en extensiòn ya que en nùmero no lo es tanto (58,000 habitantes aproximadamente).
Nos fuimos al hotel en un taxi y allì comenzamos a planificar nuestra estancia.
San Carlos de Bariloche se encuentra en una orilla del Lago Nahuel Huapi y es una ciudad netamente turìstica. Los turistas van y vienen sin cesar por las calles cèntricas de la ciudad comprando toda serie de recuerdos, en especial chocolate y remeras (camisetas). Tiene un tràfico endiablado y un ruido ensordecedor. Despuès del primer paseo la reflexiòn que nos hicimos fue la de haber llegado de nuevo a la civilizaciòn.
El sàbado descansamos como los judìos, por lo visto muy asiduos a estas tierras ya que hay numerosos letreros en su lengua, y amaneciò un dia ventoso y nublado con lo cual hicimos poca vida social, algunos paseos y poco màs, pues la tarde fue lluviosa. Nos felicitamos por haber acertado en no ir a ningun sitio y pusimos al dìa nuestros diarios.
El domingo hicimos un recorrido en autobùs hasta San Martìn de los Andes siguiendo una ruta de siete lagos que hay entre Villa La Angostura y San Martìn.
Durante el viaje nos explicaron las angustias de hace dos o tres años cuando un volcàn chileno hizo erupciòn y toda la zona quedò sepultada por enormes cantidades de ceniza que aùn se observan en muchos sitios.
El recorrido es expectacularmente bonito, pues esta en un entorno de bosque andino y encajado entre montañas y pequeños valles, absolutamente salvaje y de una riqueza tanto arborea como de fauna que no deja de deslumbrarnos.
Una pena que al ser programada no tengas el tiempo suficiente para parar donde tu elijas y hacerlo con la tranquilidad que requerirìa. Los amantes de la naturaleza podrìan perderse no un mes, sino años, en estos parajes y aun seguirìan descubriendo cosas.
La ruta acaba en San Martìn de los Andes, pequeña localidad turìstica a orillas del Lago Lacar, que se fundò como consecuencia de las luchas por las fronteras con Chile. La fundò un destacamento militar y poco a poco fue creciendo hasta convertirse en una pequeña ciudad (¿suiza? ¿tirolesa?) que vive del turismo.
Tanto San Martin de los Andes como Villa La Angostura fueron lugares de vacaciones de los argentinos ricos y exclusivos. Ambas mantienen un aspecto impecable y pese a las muchas visitas turìsticas estan limpias y con unos jardines hermosos y cuidadìsimos. Cada uno de los dos pueblos tiene su propia estaciòn de ski, lo cual da un nivel del tipo de turismo que va sobre todo en invierno.
Otro dìa fuimos a hacer el denominado Circuito Chico que no es màs que un recorrido junto al Lago Nahuel Huapi a travès de unos 50 Km por el municipio de Bariloche.
El recorrido va practicamente bordeando el lago hasta una especie de penìnsula "el Llao-Llao" donde està un pequeño puerto y sobre todo un hotel con el mismo nombre "Llao-Llao" que es una referencia en todo el mundo. En la actualidad es de una comunidad de judìos ortodoxos que durante las fiestas judìas lo cierran al publico y esta absolutamente a su disposiciòn.
De camino hicimos una parada en un telesilla que te sube a la cima del Cerro Campanario. Desde ahì se ve una de las mejores panoràmicas de los alrededores de Bariloche y sobre todo de los lagos que estan a sus pies. No se como describir la sensaciòn que produce ver desde ese balcòn toda la inmensidad de esta parte de los Andes.
El resto del tiempo, mucho, lo estamos empleando en descansar, hacer mucha calle, cafès, cervezas y darnos paseos por esta bonita ciudad.