sábado, 23 de febrero de 2013

DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA


Capitulo 14 - EL BOLSON
Dejamos Esquel con una sensacion agradable sobre como es la vida en una ciudad pequeña e interior.
El autobús que nos llevaba a El Bolsón salió con retraso y no sin algunas dificultades a la hora de facturar los equipajes pero al fin nos pusimos en camino.
El viaje dura aproximadamente tres horas y discurre ya por amplios valles a través de montañas. Es un paisaje netamente alpino, con casitas emboscadas entre árboles imponentes que dan la sensación de tierras aún sin explorar.
Poco a poco nos fuimos acercando a nuestro destino, El Bolsón.
Llegamos y nos fuimos al Hostel que teniamos reservado, "La Casa del Arbol". El Hostel es una casa reconvertida en alojamiento por un grupo de personas muy particulares. A mi me recordó ese tipo de gente que se instaló en los Caños de Meca y con el tiempo transformó sus parcelas en alojamientos.
El ambiente era muy de mochileros, con un cierto relajo y un dejar hacer muy de andar por casa. Así que una vez instalados nos fuimos a ver que había en El Bolsón.
Lo primero que me llamó la atención fue la intensa actividad que había en la calle. Mucha gente, mucho tráfico y sobre todo mucho bullicio. La calle hervía de gente con aspecto de turista en visita turística, de los de autobús, parada para paseo y vuelta a casa. Mas tarde comprobamos que en el pueblo hay muchas zonas verdes donde la gente pasea o descansa.
Con respecto a la población residente hay muchos hippies reconvertidos a la vida moderna pero que mantienen ese aspecto externo que los identifica. Ya en la tarde-noche se puebla de la multitud de artesanos, músicos y otros elementos que vagan con sus pintas estrafalarias y poco o nada de dinero. Han aparecido otra vez los que te piden dinero, cosa que desde Buenos Aires no sucedía, pero en fin, es un pueblo bonito, marchoso y agradable.
En cuanto a actividades, de las muchas que se pueden hacer, nosotros solamente fuimos a conocer el célebre "Bosque Tallado". Este está hecho aprovechando los troncos de una zona de bosque que se quemó y en la que varios escultores tallaron en los troncos un verdadero museo de escultura a 1450 m de altitud. Verlo supone un verdadero esfuerzo, pues solo llegan los coches hasta una distancia de 950 m del inicio. Estos 950 m son de una subida extrema con un desnivel medio de entre el 30% y el 40%, un verdadero rompe piernas para unos viejitos como nosotros. Con serias dudas sobre si llegariamos o no, por fin, llegamos a la ladera donde estan las esculturas y mereció la pena, pues una vez allí el recorrido es casi llano y se disfruta mucho viendo esas  decenas de tallas en medio de un bosque y con vistas al valle donde se halla El Bolsón, con un fondo de montañas y picos, muchos de ellos ya chilenos.
Cuando volvimos fuimos a conocer la famosa Feria de Artesania. Alli se reunen los artesanos diseminados por todo el valle todos los martes, jueves y sábados. Es un verdadero retorno al pasado, mi pasado, ver tantos artesanos reunidos, con tantísimas obras de tantísimos campos: madera, bisuteria, labores, perfumes, vidrio, etc. Me volvió a mis años de roce con esa forma de entender  la vida.
Además de lo contado hemos encontrado en El Bolsón una gente encantadora con ganas de saber nuestras opiniones sobre Argentina y compartirlas con ellos. Tambien son un poco escepticos con la crisis de España, no se creen lo que dicen en la prensa y cuando les cuentas que es cierto y más, no se lo acaban de creer.
En fin un pueblo mas de nuestro periplo hacia el norte buscando la Argentina indígena.

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