jueves, 14 de febrero de 2013

DIARIO DE UN VIAJE A ARGENTINA





Capitulo 10º - EL CHALTEN
El lunes 11 salimos del Calafate en un autobús local que nos llevaba a El Chaltèn.
El viaje cambio relativamente el monótono paisaje de los anteriores ya que comenzaron a verse cerros, ríos y sobre todo lagos. Así y todo hay una falta total de poblaciones pues solo de vez en cuando se ve alguna casita o alguna hacienda chiquita con ocho o diez.
La llegada por carretera a El Chalen es espectacular. A medida que te acercas se va imponiendo en el paisaje una cadena de montañas imponentes que van comiéndose todo lo demás y que a la vez son inmensamente cambiantes pues las nubes, que se mueven rápidamente nos van mostrando distintas zonas, los colores y las sombras varían tan deprisa que no te da tiempo de apreciarlo.
Bueno, así que llegamos al pueblo. Es un pueblo pequeñito, de apenas quinientos habitantes y dedicado en su totalidad al turismo. Esta rodeado de montañas y solamente tiene una entrada-salida a través de un pequeño desfiladero.
La actividad única es la de recibir a la multitud de viajeros que por distintas circunstancias acudimos a él a pasar unos días. La única actividad que los viajeros pueden hacer aquí es andar. Los recorridos son de diferentes dificultades, desde el simple paseo en plena naturaleza hasta la escalada al mítico Fitz Roy. Nosotros, dada nuestra edad y forma física hemos hecho pequeños recorridos que han supuesto en algún caso un reto.
El primer día fuimos a una cascada, El Salto del Chorrillo. Fue un paseo de un par de horas, parte por una pista parte por un bosque. La dificultad y el desnivel hasta allí fueron muy pequeños así que regresamos contentos y confiados porque además de bonito fue entretenido y, a diferencia de la mayor parte de los que nos encontramos, con tiempo para disfrutarlo además de hacer la foto.
Por la tarde paseos por el pueblo. Sigo admirándome de la variedad de construcciones y colores que hay, lo cual es una imagen de autentico caos urbanístico.
Al día siguiente decidimos superarnos y afrontar una caminata de mayor dificultad, subir hasta la Laguna Capri y ver de primera mano y cerca el Fitz Roy. Iniciamos la caminata confiados pero ya en los primeros repechos nos dimos cuenta de que para nosotros era muy fuerte. Aun así seguimos, con muchas paradas y una cierta dificultad, sobre todo viendo como subían los jóvenes mas acostumbrados a la montaña y mas preparados físicamente. A trancas y barrancas llegamos al mirador del Fitz Roy y allí, a la vista de la cadena de montañas, se nos quitaron todas las penas y todo el cansancio y nos quedamos impresionados por el panorama y, sobre todo, por la cantidad de cambios y matices que se ofrecían a nuestra vista.
Se puede uno quedar allí inmóvil viendo los cambios que experimenta el paisaje a medida que las nubes van filtrando luz o tapando y destapando los picos, una secuencia de cámara fija pero cada segundo cambiante con la impresión de que todo esta en continuo movimiento. Además la trayectoria por el bosque de lengas es una delicia para los sentidos, todos, no solo la vista.
Volvimos, después de decidir no continuar hasta la Laguna Capri, bastante cansados pero felices de lo visto y experimentado. Ducha, comida y siesta y como nuevos.
Por la tarde nuevo paseo por el pueblo y cervezas, cena y a la cama.
Nuestro tercer día amaneció ventoso, lluvioso y muy desagradable, así que hemos decidido poner al día nuestros diarios y relajarnos en el bar. Si el tiempo mejora daremos nuestro ultimo paseo al Mirador de los Cóndores y si no prepararemos nuestros avíos para mañana iniciar nuestro viaje al norte a través de la mítica Ruta 40.

1 comentario:

  1. uauuuuu...que paisajes "naturales"
    por aquí seguimos en los mismos paisajes urbanos de siempre, con la gente de Cai terminando sus carnavales
    Que sigais tan felices. La Elena

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