martes, 10 de febrero de 2015

VIAJE A SUDAMERICA - CHILOE

CHILOÉ 3

Otro día fui a una reserva de pingüinos que hay al noroeste de la isla de Chiloé, así que atravesamos la isla en dirección Ancud y de allí nos desviamos a las pingüineras que están en unos islotes en una cala preciosa donde además hay muchísimo pescador. Lo curioso es que recolectan algas que venden a empresas de cosméticos y para ello practican el submarinismo con unos compresores adaptados a los botes que les dan mayor autonomía. La caleta hierve de actividad durante toda la jornada pues a la actividad propia de los pescadores se une el continuo trasiego de lanchas que acercan a los turistas hasta las pingüineras.
El lugar además de muy bonito es el único sitio del mundo donde anidan para su reproducción dos especies de pingüinos diferentes los pingüinos de Humbolt y los magallánicos, que después de la reproducción van unos al norte y otros al sur.
Al final paramos en Ancud en una especie de museo sobre las iglesias de Chiloé donde de forma muy gráfica te enteras de cómo fue la construcción de las iglesias, como los constructores aplicaron los principios de la construcción de barcos a lo que los jesuitas les pedían, resultando casi las iglesias un barco al revés.
En cuanto a las pingüineras, por fin he visto pingüinos en suficiente cantidad como para poder apreciarlos bien, pues habría alrededor de un millar si contamos ambas especies. Además hay gran cantidad de aves alrededor de los islotes conformando un bello panorama.
La gente que iba en la excursión, era prácticamente toda chilena y de Santiago, parece que solamente viajan los capitalinos.









CHILOÉ 4

Los dos días siguientes los dediqué a ver distintas tradiciones de los chilotes. Un día me fui a Achao donde había un festival de música folclórica y de recuperación de costumbres verdaderamente interesante y el otro fui a ver una tiradura de casa, una exhibición de lo que se hace a veces en las comunidades.
El festival de Achao me recordó a mí esas fiestas de exaltación del folclore tan del gusto en Cantabria y otras regiones españolas donde alrededor de la música se reúnen una gran cantidad de actividades en peligro de desaparición. En esta, además de un recinto preparado con comedores con asados y todo tipo de comidas se mostraban distintos tipos de actividades tradicionales, fabricación de chicha de manzana, una fragua rudimentaria, la fabricación de tintes para el teñido de la lana, etc.
Todo con la actuación de grupos folclóricos venidos de todo Chile en una muestra de la variedad de músicas existentes.
La “minga” de la tiradura de casa es una muestra del sentido de comunidad que aún persiste entre los chilotas. Las mingas no son más que la celebración de un trabajo comunitario, donde el anfitrión pone la comida y la bebida y los demás miembros de la comunidad le ayudan con el trabajo que necesita realizar.
En el caso de la que asistí era una exhibición de una “tiradura” de casa, es decir, del traslado de una casa de un lugar a otro, donde con varias yuntas de bueyes la llevan arrastrándola sobre unos troncos.
Dado el carácter de exhibición y la acumulación de tantísimo público en el acto, este fue un poco chapucero, pues no había nadie que pusiera orden y la gente casi se come a los pobres bueyes poniendo a ratos en peligro a los demás asistentes y hasta a ellos mismos.
Además de la “tiradura” en si había también grupos folclóricos amenizando la fiesta lo que le daba un encanto especial.

En fin estos dos días me recordaron a mis días juveniles de amante del folclore y de las tradiciones.


















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