sábado, 21 de febrero de 2015

VIAJE A SUDAMERICA - CONCEPCION I

CONCEPCIÓN

A mi llegada a Concepción lo primero que sentí fue el haber vuelto a la civilización. La ciudad es un caos de ruido y de circulación intensa, que además es también caótica en cuanto a edificación pues encuentras al lado de unos edificios modernísimos otros en situación ruinosa, no tiene como la mayoría de las ciudades edificios históricos que la definan, o son nuevos o están en estado ruinoso, absolutamente decadente.
Por el contrario en ella la gente demuestra una actividad desaforada si nos referimos al centro ya que en cuanto te alejas un poco apenas hay gente por la calle. Por lo demás es una ciudad universitaria, así que como aún no han empezado las clases no se ve ese ambiente que dan los estudiantes.
Como en todas las ciudades y pueblos en Chile todo lo que puede pasar pasa alrededor de la Plaza de Armas donde se puede ver casi de todo. Son el verdadero epicentro de la vida de las ciudades, allí lo mismo te encuentras turistas haciendo fotos, que músicos tocando, pero en Concepción me ha llamado la atención el número de personas o grupos que están dando un discurso religioso, predicando e invitando a la gente a sus iglesias. Esta mañana había un duelo de dos de ellos música en altavoces predicando en ardua competencia.
Ayer vi una de las cosas que más me ha impresionado en mi estancia en el país, un grupo como de cuarenta mapuches ataviados con sus vestidos tradicionales haciendo una ceremonia de agradecimiento a la madre tierra por los bienes recibidos. Impresionan los cantos y todo el ritual en si. Después me enteré de que además era el Día Internacional de la Lengua Materna, de forma que también era una forma de reivindicación. Al verme con la máquina de fotos me dijeron que no se podían hacer si no tenía permiso, así que la guardé y me dedique al disfrute puro. Un muchacho que había allí me estuvo diciendo como era la ceremonia, así que el disfrute fue mayor.
Por lo demás, de Concepción poco más que contar. Las visitas a los alrededores merecen crónicas aparte.













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