Arequipa
Nada más llegar a Arequipa la cosa se veía de otra manera.
No solamente porque el hostal está en el centro sino porque la ciudad en si da
otra sensación, ya se ven los turistas típicos y tópicos y el ajetreo de la
calle es de otra manera, no tan ruidoso y además son de otra naturaleza, gente más
amable y educada.
El centro histórico de Arequipa es esplendoroso, un
conjunto monumental que colma las expectativas de cualquier viajero.
Obedece a un patrón meramente colonial con sus casonas de
piedra de sillería y con sus increíbles patios con pórticos, aunque en muchos
casos esos patios se han convertido en una especie de mercadillos con numerosas
tiendas que no siempre conservan bien la estructura original.
Esta apreciación a primera vista de la ciudad se va
confirmando momento a momento.
Hoy de hecho mi primera salida y como recomiendan me he ido
a visitar el Monasterio de Santa Catalina de Siena.
Lo que se esconde tras sus muros es difícil de imaginar
aunque te lo expliquen pues más que un convento de clausura al uso es una
verdadera ciudad metida en el recinto de un convento.
Una vez dentro te encuentras con un laberinto de calles,
rincones, claustros, recovecos, etc., que parece perfectamente un zoco magrebí.
Además junto con los blancos predominan los azules y rojos
casi granates dando al conjunto una variedad espectacular.
El conjunto está lleno de recovecos con entradas y salidas
para distintas puertas que hacen que a veces no sepas muy bien donde estas. Los
diversos claustros que hay están repletos de pinturas, además de las de tema
religioso otras florales con animales que le dan todavía mayor encanto. A mí me
ha llamado mucho la atención un claustro, el de las novicias, en el cual
alrededor estaban pintados y numerados la letanía (creo que se llama así) del
rosario. Eso que tu contestabas “ora pro nobis”.
Por otra parte al ir viendo los diferentes tipos de celdas
te das cuenta que también en los conventos había clases sociales y celdas más
simples y otras más suntuosas. También es muy curioso que en muchas de las
celdas había cocinas, algunas con un horno, como si las monjas que Vivian allí
no solamente vivieran apartadas del mundo exterior sino también de las demás
monjas en completo aislamiento.
Por tener tenían hasta una pequeña piscina para bañarse.
Espero que os lo imaginéis un poco al ver las fotos. Podeis
poblar los rincones de personajes y os trasladareis a casi cualquier sitio
menos a un convento de clausura.
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