lunes, 29 de abril de 2019

VILCASHUAMAN


Excursión a Vilcashuaman
La excursión a Vilcashuaman es una excursión larga pues el pueblo esta a más de cien km de Ayacucho, aunque es sumamente interesante puesto que en su recorrido no solamente atraviesas unos paisajes espectaculares, sino que ves de cerca unos pueblecitos agrícolas y ganaderos y te haces una imagen de como viven las comunidades de la zona.
En el recorrido se hacen tres paradas, la primera para ver una planta, las puyas de Raimondi, una especie de cactus que solamente florece una vez en la vida, después de cien años de crecimiento y que una vez a florecido muere. Lo que se visita es un pequeño rodal que hay en las zonas agrícolas ya que un bosque de unas 60 hectáreas se encuentra en las zonas altas de la cordillera y seria muy largo y costoso llegar.
Una vez visto nos desplazan a unas ruinas, en un paraje precioso que se llama Intiwatana. Se encuentra en una especie de llanura con una laguna en el centro, en cuyo fondo están según la guía la mayoría de los restos arqueológicos. Se trata de una ciudad inca donde descansaba el Inca y su corte, a la vez que podía, dada su situación, controlar todo un extenso territorio.
Como en otros muchos restos arqueológicos, da la sensación de abandono y aunque debió ser importante no hay suficiente excavado como para hacerme una idea.
La última visita Vilcashuaman, además de ser espectacular demuestra el animo de la conquista, en un pueblo donde había un pueblo inca los españoles en la conquista destruyeron dos templos y justo encima construyeron una iglesia y todo el pueblo está construido sobre ruinas de la ciudad que había.
No obstante, aún quedan varias gradas de los templos y restos de un palacio del Inca.
En cuanto a la excursión no ha sido de las mas divertidas pues éramos poca gente, pero además muy reservados e individualistas, con lo cual, cada uno íbamos a lo nuestro sin cruzar apenas palabras.
En fin, como conocimiento es muy interesante pero la parte humana no todo lo gratificante que puede ser.





















POR AYACUCHO


A vueltas por Ayacucho
Retomo el relato después de varios días en los que por falta de tiempo o de ganas no lo he hecho.
En mi estancia en Ayacucho lo que mas me ha llamado la atención es su gran afición a los desfiles de toda índole y condición. Todas las mañanas de mi estancia, la Plaza de Armas amanece cortada y con grupos de gente organizando un desfile patriótico a golpe de música militar, todos con sus trajes de empresa o sus uniformes.
Desfilan, desaparecen y todo vuelve a tomar su ritmo cotidiano, que es tranquilo y ruidoso, pues las calles siempre están saturadas de gente que va y viene sin aparentemente ningún quehacer.
Otra característica es lo ruidosa que es la ciudad, vayas donde vayas suena la música ayacuchana, que es como una salmodia continua a lo largo de cualquier calle por la que camines.
Ayacucho, pese a su monumentalidad es muy poco fotogénica. Las calles y las casonas son un conglomerado de puertas con las mas variadas ofertas de pequeñas tiendecitas, heladerías, gente en puestecitos de venta que hacen difícil hacer fotos. Por otra parte, las casonas, que tienen unos patios magníficos, están en la mayoría muy dañados y, salvo las que tienen algún organismo gubernativo o universitario que están en mejores condiciones, las otras son irreconocibles como edificios.
En cuanto a las iglesias, pasa un poco lo mismo, también necesitarían una buena inversión y puesta en valor, pues ahora es casi un milagro que las encuentres abiertas salvo en horas de culto.
En cuanto a la gente es muy tranquila, pero recelosa, se quedan mirándote fijamente y te hacen una radiografía rápidamente.
Aparte de esto y que están intentando darle valor a lo que hay, se nota, y no hablan de ello explícitamente, lo mal que lo han pasado en la época de Sendero Luminoso con la opresión y el peligro para la población tanto por parte de los terroristas como de sus fuerzas armadas.
Parece ser que esa es una de las razones por las cuales Ayacucho a crecido tanto, los campesinos estaban mas seguros en la ciudad que en el campo.
Con este sentimiento agridulce ha pasado mi estancia en Ayacucho, además frustrado porque mi programación en la cual incluía un trayecto en tren entre Huancavelica y Huancayo no podrá ser porque el tren no hace todo el trayecto, nada mas unos pocos km. Esto ha hecho que modifique el plan inicial volviendo a Lima para comenzar la ruta norte.























jueves, 25 de abril de 2019

AYACUCHO


Primeras noticias desde Ayacucho
Después de los azarosos días de Andahuylas por fin lleguè a Ayacucho. Como imaginaba la ciudad es otra cosa distinta. El centro es un conglomerado de iglesias y casonas señoriales que da una imagen de lo que pudo haber sido en sus mejores tiempos.
Además de ser una ciudad colonial muy interesante, en este momento es muy tranquila, lejos de las aglomeraciones del Cuzco y además su gente se nota que ya son de otra manera, no te asedian por la calle y va cada uno a su ritmo. Aun manteniendo los rasgos andinos de diferencian de los de Cuzco, sus rasgos son, en general, menos pronunciados y sus formas más suaves.
Hoy he ido a visitar las ruinas de Wari, una civilización anterior a los incas, y me han sorprendido mucho, pues, aunque hay muy poco excavado de la zona arqueológica acotada, es una civilización bastante avanzada con una planificación de sus ciudades y sobre todo si la ves mezclada con referencias culturales, aportadas por el guía, no solo de carácter religioso sino de forma de vida de las comunidades que habitan aun hoy la zona.
Mas tarde, después de visitar, un pueblo de alfareros, hemos llegado al lugar que dio origen a la Independencia americana de España, la pampa de Ayacucho sitio de la célebre batalla.
Es una pena que cuando explican algo manejan un vocabulario difícil de entender pues los lugares tienen diferentes nombres, por ejemplo, ellos a Ayacucho lo denominan Huamanga y así con muchas expresiones, nombre de lugares, de plantas, etc.
También he llegado en fechas de la conmemoración de la fundaciòn de la ciudad, con lo cual hay fiestas en la plaza de Armas y música ayacuchana, reconocida en todo Perú.