martes, 23 de abril de 2019

EL PERÙ PROFUNDO


Primera aproximación al Perú profundo
Como estaba previsto salí de Cuzco y emprendí viaje hacia Ayacucho con una parada en Andahuaylas.
El viaje es agotador por las constantes subidas y bajadas a puertos imposibles a través de lo más profundo de la cordillera andina.
El paisaje es tan grandioso y escarpado que muchas veces parece que no vas a poder salir de esa sucesión de montañas y cuando al final de la ascensión vuelves a ver la salida te encuentras otra vez con otro paraje que vuelve otra vez a no tener fin visible.
Después de siete u ocho horas de viaje por fin llegué a Andahuaylas y, al llegar al hotel y querer ducharme, me encontré con que no tenia las llaves de los candados de mi mochila y de mi bolsa.
Ahí empecé a comprender que por fin estaba en el Perú real.
El recepcionista no me dio ninguna solución, diciéndome que más tarde vendría su jefe que tenia herramientas, pero no fue así y finalmente por la mañana he tenido que buscar por el pueblo un cerrajero para solucionarlo.
Es un pueblo nada turístico donde la gente por la calle te mira como asombrada, quizá pensando que què pintas tu ahí y con la que es muy difícil entenderse pues hablan con un vocabulario difícil de entender para mi y, aunque es muy amable, nunca te dan una explicación concreta, como si tu supieras de antemano de que te hablan o conocieras el pueblo.
Además, para completarlo ha estado lloviendo intermitentemente durante todo el día, lo cual añadido a lo poco atractivo del pueblo y a la sensación de estar en un lugar que no te corresponde ha hecho que ni siquiera tuviera ánimos para sacar la máquina de fotos.
Menos mal que solo pararè un día, como intermedio en el viaje a Ayacucho, donde espero que me resulte más atractivo.
Este sitio tan extraño me ha servido para ver el debate de nuestras elecciones en TVE.


















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