Camino
del Cuzco
Como
estaba previsto cogí un autobús turístico porque hace paradas a lo
largo del recorrido para ver distintos tipos de cosas.
Al
final íbamos dos matrimonios franceses y yo, además del guía.
Resultó un viaje interesante, pues como éramos pocos diò para unas
explicaciones más particulares que si hubiéramos ido los sesenta
que cabían en el autobús.
Con
los franceses conecté muy bien pues sus intereses eran parecidos a
los míos. Comenzamos el recorrido parando en una localidad que se
llama Pucara y donde hay un reducto arqueológico y un pequeño museo
local con lo allí recogido.
El
recinto es de la cultura Tiahuanaco anterior a los Incas y aun esta
en fase de excavación.
Mas
que el recinto es interesante el pueblo, pues es el que hace a nivel
mundial los célebres toros que ponen a la entrada de las casas, como
señal de bienvenida y de buena suerte. Por lo visto en sus orígenes
eran camélidos, pero tras la llegada de los españoles que
introdujeron las vacas y los bueyes esto dio lugar al cambio que se
conserva aun por lo menos en la región y en el altiplano boliviano.
Mas
tarde hicimos otra parada en La Raya que como su nombre indica es el
punto mas alto y la separación entre Puno y Cusco.
Es
curiosísimo ir viendo por todo el altiplano paralela a la carretera
la vía del tren que, por cierto, nos hizo parar a su paso en uno de
los pocos pasos a nivel, por supuesto, sin barreras que hay en el
trayecto.
Este
tren es turístico y un día hace el trayecto Puno – Cusco y al
siguiente el inverso.
A
partir de La Raya comienza el descenso a Cusco y comienzan poco a
poco quedando atrás las llanuras del altiplano y cambiando por un
valle bastante fértil, aparecen cereales, maíz y sobre todo
empiezan a aparecer árboles.
Los
pueblos están más diseminados y parece una zona mas prospera.
Nuestra
segunda parada fue el pueblo de Ragchi donde vimos los restos
arqueológicos de una ciudadela inca que estaba dominada por un
templo enorme dedicado a Viracocha. Lo excavado da una idea bastante
exacta de que debió ser importante pues posee un recinto amurallado,
que nos dijo el guía, de unos siete Km.
Pero
la visita estrella es una capilla jesuítica en un pueblecito
Andaguaylillas, que lleves el espíritu que lleves, te deja
estupefacto. Se trata de una capilla completamente pintada con
frescos que, aunque posteriormente incorporaron oleos enormes y
altares barrocos bien se lo podían haber evitado. Lástima que no
dejan hacer fotos en el interior. No obstante, cuando vuelva
investigarè pues, nos regalaron un calendario con un código que da
acceso a muchísimas fotografías del lugar.
Así
pues, llegamos a Cusco y tuve la suerte de coger el único taxista,
creo yo que no conocía la ciudad. Bueno casi por suerte llego, la
verdad es que el hostal que había reservado no estaba casi en los
mapas. De echo esta en una “calle” donde los vehículos no pueden
entra.
Total,
que llegue y me instale y como siempre me fui a la Plaza de Armas
donde siempre està garantizado el espectáculo. La verdad es que sí.
El
Cusco es como un gran parque temático lleno de gente de todos los
rincones del mundo. Todo es turismo y negocios turísticos.
Hablo
del centro histórico pues hay otro Cusco industrial e industrioso,
tiene medio millón de habitantes que me imagino que no vendrá al
centro mas que de cuando en cuando.
La
verdad es que prácticamente no he visto mas que la Plaza de Armas,
pues además de sacarme los bonos de turista y planificar mis días,
esta me ha tenido todo el día viendo y fotografiando hasta la
exageración, un desfile de folklore de la región. Inmenso y extenso
ha sido este, de un colorido espectacular y de una variación que te
deja anonadado.
Así
que hasta ahora esto ha sido todo. Comenzare a hacer las docenas de
visitas que quiero hacer si la calle no me lo impide pues prefiero
casi ver como es la ciudad en las plazas, los cafés y paseando que
las piedras, aunque estas sean interesantes.
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