lunes, 15 de abril de 2019

CALLEJEO CUZQUEÑO


Sigo en Cuzco
Una vez pasada la sorpresa de mi primer día en Cuzco la vida se ha pasado con bastante lentitud, lentitud de turista.
Las visitas a los distintos sitios turísticos, sobre todo iglesias están resultando difícil de digerir, dado el numero de monumentos y su grandiosidad. Lastima que en todos, o en casi todos, esta prohibido fotografiar, cosa que cumplo a rajatabla.
Todo el Cuzco esta edificado sobre ruinas incas, cosa que se ve a simple vista paseando por sus calles.
Casi todas las casas, a ras de calle, tienen las antiguas piedras incas y como a la altura de un metro o metro y medio comienza la edificación de los conquistadores.
Por lo demás decir que es impresionante el convento de Santo Domingo hecho sobre un templo inca donde perfectamente se ve como lo destruyeron y edificaron un convento.
Por lo demás, aquí el tema predominante en los museos e iglesias que he visitado es la pintura cuzqueña y sobre todo el “pan de oro” que recubre altares y capillas con alguna excepción que es plata maciza.
Aparte del arte Cuzco es un gran zoco donde todos compran, bueno compramos, y todos venden. Yo que no soy muy comprador de souvenirs reconozco que es una tentación entrar a algunas, muchas, tiendas solo por el placer de mirar las cosas que tienen expuestas.
Por otra parte, pasear por sus calles, ya sean céntricas o barrios como San Blas da una imagen de la cantidad de casonas coloniales que llego a haber en la ciudad, hoy unas totalmente restauradas y dedicadas a la hostelería y otras en situación semiruina ocupadas por galerías comerciales, mercadillos artesanos, etc.
Al final, y poco a poco, voy conociendo locales y foráneos que vamos coincidiendo varias veces en algunos sitios.
Como ejemplo valgan los vendedores de la plaza de armas, algunos de los cuales me saludan en vez de intentar venderme su mercancía.



























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